Evidencias

Por Gonzalo Santonja.

Fue suficiente con que Simón Casas, el sefardita francés que ahora gobierna Las Ventas, personaje con más conchas que un galápago, sí, pero también con el doble de ideas que los demás grandes empresarios taurinos juntos, fue suficiente, decía, con que Simón Casas rompiera el tejemaneje de las combinaciones sempiternas y pusiera en los carteles de la Feria de Otoño a Diego Urdiales, injustificablemente ninguneado en San Isidro, mantuviera a Emilio de Justo, Octavio Chacón o Jiménez Fortes y se siguiera acordando de jóvenes como Ginés Marín para que la subida del abono y el incremente en la venta de entradas sueltas ratificaran el acierto de un ciclo, repartido en dos fines de semana, que ha visto los tendidos cuajados y ha encumbrado a los jandillas gaditanos de Fuente Ymbro y a los atanasios/lisardos salmantinos de Puerto de San Lorenzo.

Lo que obviamente ya no se sostiene es la fórmula del empresario que a la vez ejerce de ganadero y apoderado, de modo que a sus plazas lleva sus toros e impone sus toreros y luego intercambia a unos y otros con un puñado de colegas asimismo criadores e igualmente poderhabientes, representantes, comisionados o administradores de diestros cuyas carreras gestionan al margen de una de las leyes no escritas pero sagradas de la tauromaquia: los contratos se ganan en los ruedos, no en los despachos. De respetarla Diego Urdiales no habría llegado a Madrid con apenas cuatro corridas en la temporada: tres en su tierra riojana (Arnedo, Alfaro y Logroño) y la cuarta en Bilbao, donde firmó una actuación memorable, ni hubiera estado ausente de todas nuestras ferias, que así lucen algunas.

De cara al futuro inmediato, la situación ha quedado tajantemente definida: lo que sí, lo que no, lo que tampoco. En esa encrucijada, los rectores de varias plazas tal vez debieran de planteárselo en serio, renunciando a reiteraciones gastadas. Porque las crisis solo encuentran solución en los renuevos. En fin, ahora disponen del invierno para pensárselo, período que también podrían aprovechar para repasar videos de novilleros como Ángel Téllez, con propiedades innatas que lo singularizan, una facilidad para aprender que tampoco resulta común y con la gestión de sus cosas en muy buenas manos, o Francisco de Manuel, dotado de un sentido de la intensidad francamente estupendo. Yo apostaría por ambos.

“Los privilegiados arriesgarán siempre su completa destrucción antes que ceder una mínima parte de sus privilegios”, advirtió Galbraith. Puede que por ahí apunte el problema de fondo de una Tauromaquia desde este jueves y hasta hoy mismo reunida en Murcia, sede del II Congreso Internacional, para asumir realidades, exponer estudios, intercambiar puntos de vista y ojalá que, a partir de las evidencias, apearse del inmovilismo. Mi opinión es clara: “Todo fluye, nada permanece”, que dijo Heráclito.

Gonzalo Santonja Gómez-Agero es catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense (2004), director de la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. Pertenece a Academia Norteamericana de la lengua Española (ANLE) y Academia Argentina de Letras, es Hijo Predilecto de Béjar (Salamanca), Honorary Fellow in Writing por la Universidad de Iowa (USA), Profesor Honorario de la Universidad Ricardo Palma (Lima, Perú), dirige desde 2010 el Foro Internacional de Filología de la Feria del Libro de Guadalajara (México) y, entre otras distinciones, es Premio Nacional de Literatura (Ensayo) y Premio Castilla y León de las Letras.

CAGANCHO, EL TORERO DE LOS OJOS VERDES.

El próximo domingo 11 de noviembre se presenta en Las Ventas, dentro del ciclo de Los XXVI aperitivos taurinos del Club Taurino de Madrid, el libro «Cagancho, el torero de los ojos verdes» de José-Vicente Sinisterra Gago, socio de la Peña Taurina «Los de José y Juan».

Artículo escrito por Ángel Berlanga para la revista Aplausos.

“Cagancho, el torero de los ojos verdes” es mucho más que una simple biografía sobre Joaquín Rodríguez Ortega. Se trata de una obra que no sólo indaga en la singular personalidad taurina de la mítica “talla de Montañés”, como le definió Corrochano en una de sus crónicas, sino que bucea en el toreo gitano a lo largo de la historia de la Tauromaquia en general, y de su edad de oro, en particular. El libro se detiene en aquella feliz etapa en la que dos hermanos, Francisco y Rafael Vega de los Reyes, los dos Gitanillos, y Joaquín Rodríguez, el gran Cagancho, primo de ambos, elevaron el toreo gitano a los cielos desde la Triana que les vio nacer. Junto a todo ello, la España social, política y económica de aquella época tan convulsa -tiempos de preguerra y postguerra- también queda retratada por el autor, que junto a colaboraciones puntuales edita, con este «Cagancho, el torero de los ojos verdes» su tercer libro tras «De Grana y Oro y de Catafalco y Azabache» y «El Mundo de Rafael Gómez Ortega El Gallo». 

La familia de los Cagancho y su entorno -La Cava de Triana-, la tauromaquia de Joaquín Rodriguez, sus actuaciones en España y Francia, su viaje definitivo a México, país donde fue una figura indiscutible y murió en 1984; un estudio grafológico de sus firmas – la personal y la de torero – con su correspondiente descripción de su personalidad y estudio psicológico, completan un libro que también analiza temáticas y aspectos relacionados con aquella etapa de nuestra historia, como la Generación del 27, los reyes del cante y el baile flamenco, el conflicto taurino hispano-mexicano… amén del sentido recuerdo a otro gitano que toreó como los ángeles: Rafael Albaicín, «una estrella fugaz en el toreo gitano», como le define Sinisterra.

«Como persona a la que le gustan por igual una buena soleá cantada por Antonio Mairena y una faena jonda de Rafael de Paula, me embarqué en un proceloso piélago para transmitir mis sentimiento sobre el cante y el toreo gitanos a los jóvenes aficionados que son el futuro de la Fiesta, pero que han de conocer el pasado, sus raíces y sus emociones más profundas» confiesa el propio Sinisterra. Como se trataba de un objetivo muy amplio, decidió centrarse en un entorno muy particular de ambas artes efímeras: «Triana y los gitanos de la Cava, que crearon unos modos de cantes muy especiales y fueron los iniciadores de la edad de oro del toreo gitano». El autor señala que Joaquín Rodríguez «Cagancho» «es el modelo típico de torero gitano, de gitano cabal, buen bailaor y excelso torero – cuando tenía la inspiración, claro está -. Por ello, es el hilo conductor de estas letras que quieren rendir homenaje en la vida de este gitano muy especial, a los toreros gitanos que en el mundo han sido».

Os dejamos con el audio de la entrevista que Elia Rodríguez y el equipo de «Es Toros», el programa radiofónico taurino de la cadena EsRadio, le hacen a José Vicente Sinisterra Gago, autor del libro.

Socio de la Peña Taurina “Los de José y Juan”, José Vicente es, además, catedrático de Química Orgánica y Farmacéutica de la UCM. Profesor invitado en diversas Universidades extranjeras, ha publicado 256 trabajos en revistas internacionales sobre sus investigaciones en Biotecnología y Biocatálisis y ha sido director del Servicio de Biotransformaciones Industriales del Parque Científico de Madrid. Es miembro de la ASABAF de Valencia y de la Asociación de Bibliófilos Taurinos de España y ha impartido numerosas conferencias sobre cultura, historia y arte de la Tauromaquia.

LA PEÑA TAURINA “LOS DE JOSÉ Y JUAN” ENTREGA EL PREMIO A LA CORRIDA MÁS ENCASTADA DE SAN ISIDRO 2018

El premio LUIS FERNÁNDEZ SALCEDO, en recuerdo al gran escritor taurino y aficionado, fundador de “Los de José y Juan”, se entrega a la corrida más encastada de la feria de San Isidro. En esta edición de 2018 el ganador fue la ganadería de Adolfo Martín Andrés y se concedió una mención especial a la ganadería de Saltillo.

Complicada y variada la definición de casta en la ganadería brava, desde la que hace referencia a su origen, a la que se refiere a su capacidad de defensa de su terreno, a su acometividad o fiereza y más se complica cuando se habla de casta buena y mala. Parece que en lo único que hay acuerdo desde el siglo XIX es que la casta está en permanente decadencia.

Adolfo Martín recibe el premio Luis Fernández Salcedo a la corrida más encastada de San Isidro 2018

Nos decantamos más bien por la casta como la cualidad de los toros que propicia, en palabras del gran aficionado integrista del siglo XIX F. Bleu, “Faenas que helaban la sangre, que transmiten al público escalofríos de emoción” o más cercano en el tiempo las palabras que utilizó el gran cronista taurino Joaquín Vidal para una novillada de Hernández Plá: “Al toro íntegro de casta brava… o se le toreaba cruzado con las de parar-templar-mandar cargando la suerte y ligando los pases, o había que salir corriendo”.

A juicio de la mayoría de los socios de la Peña, reunidos el miércoles 13 de junio, Adolfo Martín ha lidiado la corrida más encastada de San Isidro 2018, ha sido la que mejor ha demostrado el equilibrio que la casta implica entre la acometividad y la bravura. Lidió al bravo Chaparrito, y el resto de su corrida mostró las varias reacciones de la casta en el toro bravo o manso, sin que la sensación de peligro y el peligro real, estuvieran ausentes durante la corrida.

Pepe Moral con Chaparrito en el tercio de muleta.

Asimismo se ha otorgado una Mención especial a la ganadería de Saltillo, por recordarnos con su corrida que el toro bravo proviene de un animal salvaje y que la esencia de una corrida de toros consiste en domeñar esa acometividad. La corrida de Saltillo ha ejercido de espejo donde mirar el espectáculo tantas veces domesticado de numerosas corridas actuales.

José Joaquín Moreno Silva recibe de manos de Andrés de Miguel, presidente de «Los de José y Juan», una mención especial por la corrida de Saltillo.

El jueves 25 de octubre se realizó la entrega de los premios en una cena seguida de tertulia entre los premiados y los socios de la Peña, en la que los ganaderos se mostraron optimistas de cara al futuro, pues creen que las corridas de toros encastados son cada vez más valoradas por su dificultad y su capacidad de dar visibilidad a nuevos toreros. Indudablemente son más complicadas pues, como recordaba Adolfo Martín: “Casi todas las cornadas las dan los grises”, lo que indica su peligro.

La irregularidad es real, pero no ayuda que la mayoría de los toreros que se anuncian en sus corridas tengan poca experiencia, por eso coinciden en creer que la instauración del sorteo de las corridas en las ferias, el célebre bombo, sería positivo para que toreros con experiencia tuvieran que anunciarse con ellas.

Adolfo Martín Escudero tuvo palabras de agradecimiento y reconocimiento para “Los de José y Juan” de quienes recibe el premio LUIS FERNÁNDEZ SALCEDO por tercera vez y José Joaquín Moreno Silva recordó con cariño su pertenencia a la Peña, de la que también su padre fue socio.

Escuchando a los maestros.

Bajo el lema «Culturas del toro» se abría el pasado 27 de septiembre, con la plaza de Las Ventas al fondo, un espacio público de reflexión donde pensar en común la emoción del toreo. En un tiempo en que el arte de torear es incomprendido, cuando no vilipendiado, no basta con repetir que la tauromaquia es cultura. Preciso es saber en qué sentido lo es, qué paradigma concreto de vida late en ella, por qué, citando el bello título de Víctor Gómez Pin, constituye «la escuela más sobria de vida». Desde perspectivas filosóficas, antropológicas y artísticas diversas, como también desde la experiencia de matadores y aficionados, estos encuentros quieren seguir dando forma, vigencia y vitalidad al universo simbólico que soporta al toro de lidia.

La conferencia inaugural corrió a cargo de François Zumbiehl, quien ha tenido la gentileza de resumir por escrito su intervención.

Alejandro del Río Herrmann

Escuchando a los maestros.

Por François Zumbiehl

Si tuve tal ansia de acercarme a la palabras de los toreros es porque desde mi primera corrida en la infancia me impactó su silencio. Ellos, en el ruedo, callaban por obligación mientras en los tendidos prosperaban un sinfín de comentarios, recomendaciones y a veces reprobaciones. También me parecía una cortina de humo muchas declaraciones suyas, estereotipadas y complacientes para los lectores, en las revistas especializadas. Quise entonces pasar con ellos al otro lado de esa cortina y recoger sobre su práctica y su sentimiento del toreo una palabra más auténtica y liberada del peso de las circunstancias. ¿qué verdad o verdades me parece haber podido recoger[1] de ellos cuando logré colocarles a una distancia suficiente con respecto a la presión de su recorrido por el planeta de los toros durante la temporada?

En primer lugar que están obsesionados por el trabajo de memoria. “Los toros son el recuerdo” declaró un día, y con razón, el maestro Antoñete. El problema es que ese recuerdo para ellos – como para muchos de nosotros, simples aficionados – es incapaz de restituir el conjunto de su más sublime faena, sino tan sólo detalles o momentos aislados que se alzan en el primer plano de su conciencia. Muchos viven esos estragos del tiempo como una frustración, y algunos con una resignación sonriente. Tal es caso de Pepe Luis Vázquez, quien evocando su obra maestra en Valladolid con el toro de Villagodio, en 1951, me confesó al final : “Sí, quizá sea esa faena que más me ha llenado, por ese motivo, porque no me acuerdo. Sería porque estaba fuera de lugar.”

Pepe Luis Vázquez, en un lance a pies juntos. Foto ABC.

La segunda revelación es que mientras están en activo se sienten sometidos a un inacabable camino de perfección. Estos “héroes” de los que la afición celebra con justicia los triunfos entienden que nunca han llegado ni llegarán a la cúspide de lo que querían expresar en el ruedo. “Mi mejor faena está por realizar, la guardo todavía en mis entrañas” aseguran muchos de ellos, y esta vez la frase no es sólo un estereotipo. Está dictada por la humildad y la permanente insatisfacción – salvo cuando se sienten sobrevolados por la gracia o poseídos por el duende – que supone la creación en el acto, en la arena, con muchos tanteos y casi con imposibilidad de enmienda, de una obra avocada a morir a poco de haber nacido. De ahí su envidia confesada con los pintores y escultores que pueden crear cuando les viene en gana, que tienen la posibilidad de enmendar su obra hasta el final, y que la dejan al alcance de los tiempos futuros. Por eso para la mayoría de ellos el temple, entendido como la capacidad de apaciguar la violenta embestida del toro y de conjurar aunque sea durante unos segundos el inapelable desvanecimiento de la belleza suscitada, es el núcleo del arte de torear. Pero ¡ojo!, sobre la técnica del temple como sobre la ortodoxia de otros conceptos tan fundamentales como el hecho de cruzarse o de cargar la suerte, sus opiniones e interpretaciones son muy variadas. Se expresan con la misma libertad con que otros artistas – los de los pinceles o buriles -, explican su particular manera de tratar los colores o las formas. Escuchándoles más de una vez me he convencido de que nosotros los aficionados deberíamos ser más cautos y resistir a la tentación de dogmatizar sobre tales conceptos.

Joselito y Juan Belmonte. Colección Los de José y Juan

La última verdad que creo haber captado es el excepcional valor de sus palabras. Son el fiel reflejo de su estilo, de su manera de seguir siendo toreros cuando se encuentran provisionalmente o definitivamente alejados de los ruedos. Reflejan su incesante búsqueda – o su añoranza de ella cuando están retirados – para “gustarse”, o sea sentir la emoción de emocionarse con el toro y de emocional al público, de ser el motor de esta onda de felicidad que se extiende por toda la plaza en algunos momentos privilegiados. Este discurso no me ha parecido ser menos intenso o deformado con respecto a la realidad de lo que han dibujado en el ruedo. Es un auténtico corpus artístico, tan valioso y significativo como el que han evidenciado cuando estaban en activo, y que sobrevive cuando el otro se ha apagado. Es su manera de triunfar– esta vez de forma más certera – del tiempo y de la muerte.

[1] En los libros El torero y su sombra, La Voz del ToreoEl Discurso de la Corrida.

François Zumbiehl (París, 1944), es catedrático de Lenguas Clásicas, doctor en Antropología Cultural y militante taurino. Socio de la Peña Taurina Los de José y Juan.

Alejandro del Río Herrmann, filósofo, es doctor por la Universidad de Valencia. Trabaja como editor en Editorial Trotta y es profesor de la Escuela de Filosofía de Madrid.

 

SALTILLO Y VALDELLÁN EN EL AULA DE TAUROMAQUIA DEL CEU

El brillante espectáculo del Desafío ganadero del 9 de septiembre en Las Ventas, en el que participaron las ganaderías de Saltillo y Valdellán, tuvo su continuidad, el jueves 18 de octubre, en la Sesión inaugural del XVIII Curso del Aula de Tauromaquia del CEU, que desde su inicio dirige el erudito aficionado Rafael Cabrera Bonet.

El propietario de la ganadería de Saltillo, José Joaquín Moreno Silva y el representante de Valdellán, Jesús M. Martínez Pinilla, comentaron algunos detalles de la corrida para los numerosos aficionados que se congregaron en esta sesión inaugural.

De Izquierda a derecha: Rafael Cabrera Bonet, Jesús M. Martínez Pinilla, José Joaquín Moreno Silva y Andrés de Miguel.

Con su vehemente naturalidad, José Joaquín Moreno Silva defendió a sus toros, especialmente el bravo Horquitillo, del que se quejó de la lidia en la suerte de varas por la abstención en la misma de Venegas y también al interesante Ruidón, de una familia ganadera muy asentada y brava. Este año se cumple el centenario de la propiedad del hierro de Saltillo en manos de su familia desde la compra por su abuelo Félix Moreno Ardanuy.

Jesús M. Martínez Pinilla se mostró muy satisfecho de su presentación en Las Ventas con el bello y bravo Navarro a quien el gran toreo del que hizo gala Fernando Robleño, contribuyó a realzar su bravura. También habló del interés de Montañés, el último toro de la corrida. En un tiempo muy corto, pues la ganadería se formó en 2002, llegar a conseguir este triunfo entre los aficionados en la Plaza de Las Ventas, es un gran logro del que se sienten orgullosos.

El inusual saludo de los dos mayorales al acabar la corrida para responder a los aplausos de los aficionados fue la imagen de una gran corrida de esta temporada, pues estas ganaderías que gozan más del favor de los aficionados que del público, deben dar el salto a esa consideración de corridas interesantes pues buscan el espectáculo completo de la lidia en los tres tercios. Quizá la continuidad del bombo para el sorteo de los matadores pueda mejorar su valoración.

Los dos mayorales saludando.

La Peña Taurina “Los de José y Juan” a la que pertenece José Joaquín Moreno Silva, colaboró en la organización de esta sesión inaugural, en la que participó su presidente, Andrés de Miguel, como muestra de su decidido apoyo a las manifestaciones culturales de la Tauromaquia, siempre importantes y necesarias y especialmente en estos momentos de polarización social acerca de su papel.

Entrevista a José Joaquín Moreno Silva, propietario del hierro Saltillo.

La Peña Taurina Los de José y Juan ha otorgado el premio Luis Fernández Salcedo a la ganadería de Adolfo Martín por la corrida más encastada de la feria de San Isidro 2018. Asimismo, se ha otorgado una Mención Especial a la ganadería de Saltillo por recordarnos, con su corrida, que el toro bravo es un animal salvaje y que dominar su acometividad es la esencia de una corrida de toros.

Foto de Andrew Moore | Asturdero-4 premiado con la vuelta al ruedo.

La corrida de Saltillo ha ejercido de referente para numerosas corridas actuales cuyos espectáculos se han visto tantas veces domesticados.

Hablamos con el ganadero José Joaquín Moreno Silva, socio de esta Peña Taurina:

José Joaquín Moreno Silva se declara muy satisfecho con la temporada de su ganadería en Madrid y no es para menos. El 4 de junio de 2018 lo recordaremos siempre como un día especial, no solo para Saltillo sino también para los aficionados y defensores de la pureza de la fiesta, ¿no es así?

Así es. El 4 de junio, en la semana torista de San Isidro, Asturdero-4 fue premiado con la vuelta al ruedo. Además, sirvió para poner en órbita a un torero modesto, Octavio Chacón, que llevaba varios años luchando por abrirse un hueco en el circuito de las corridas más duras e interesantes. 

Foto de Andrew Moore | Asturdero-4 arrancando desde los medios en el tercio de varas.

En el mes de septiembre se presentó un doble compromiso. ¿cuál es su valoración?

Por un lado presentamos una novillada en la que sobresalió Consejote-24 que se llevó una nutrida ovación y, por otro, el gran desafío ganadero con Valdellán, que acabó con los dos mayorales saludando en el ruedo tras la corrida, lo nunca visto en Las Ventas.

Hay que destacar a Horquitillo-24 que despuntó en una terna brava y encastada. Horquitillo es el tipo de toro que busco con fuerza y dureza en el caballo y una gran nobleza en la muleta.

Pese a los saludos del mayoral y las vueltas al ruedo, sus toros no esconden una gran irregularidad que va desde la nobleza encastada a la fiereza decimonónica.

Es un encaste complicado de entender, pero en lo bueno es lo mejor y en lo malo es lo más “hijoputa”. Se necesitan toreros más técnicos y que estén acostumbrados a estos encastes. Hay que tener en cuenta que estos encastes juegan en otra liga, con toreros menos placeados. El ideal que busco es que el toro tenga calidad, movilidad, fijación y humillación.

Fotografía de Andrew Moore | José Joaquín Moreno Silva, propietario del histórico hierro Saltillo.

La compra del hierro de Saltillo ¿ha completado su ganadería?

Tengo 200 vacas en total. Con la compra de Saltillo a mis primos en 2013 añadí 60 vacas con sus rastras de eralas y añojas. Aunque muchas familias son las mismas, al llevar 40 años separadas tenían características distintas.

Este año la ganadería hace el primer centenario en manos de mi familia, desde que mi abuelo compró el hierro a la viuda del Marqués de Saltillo.

Saltillo-Santacoloma es el encaste preferido por los aficionados entre las ganaderías que no pertenecen al encaste mayoritario. ¿Qué relación mantenéis los ganaderos de este encaste?

José Chafik, el ganadero mexicano, intentó unificar todas las ramas del encaste y llevó a cabo una labor muy interesante y meritoria, pero la lástima es que falleció sin culminar su obra. En México el encaste saltillo es predominante pero no hay apenas relación; aunque de los cuatro sementales que le vendí a Chafik, sé que tres de ellos han padreado en México.

En España hay muchas ganaderías interesantes de este encaste y mantenemos buenas relaciones.

Enhorabuena por el premio y por la temporada, con nuestros mejores deseos para el próximo año. 

Foto de Andrew Moore | Octavio Chacón con Asturdero-4.

José Joaquín Moreno Silva, ganadero propietario del hierro de Saltillo, es socio de la Peña Taurina Los de José y Juan, a la que también perteneció su padre, el ganadero Alonso Moreno de la Cova.

Su afición taurina le llevó a ser rejoneador. Ganadero desde su juventud a cargo de las ganaderías de la familia, en 1992 heredó el hierro de Charco Blanco cuyo nombre cambió a Moreno Silva y en 2013 compró el histórico hierro de Saltillo que da nombre a la ganadería y al encaste.

Tres socios de «Los de José y Juan» participarán en el II Congreso Internacional La Tauromaquia del Siglo XXI.

François Zumbiehl, Andrés Amorós y Gonzalo Santonja, socios de la peña taurina «Los de José y Juan» participarán en el II Congreso Internacional «La Tauromaquia del siglo XXI» que se celebrará en Murcia del 18 al 21 de octubre.

Pincha aquí para leer el programa.

 

GONZALO SANTONJA JURADO DE LA FERIA TAURINA DE ACHO EL SEÑOR DE LOS MILAGROS.

El actual Director del Instituto Castellano Leonés de la Lengua, Gonzalo Santonja, socio de la Peña Taurina “Los de José y Juan”, ha sido nombrado jurado de la feria taurina, que se celebra anualmente en la plaza de Acho en Lima, El Señor de los Milagros.

Es la feria más prestigiosa del Perú, donde hay más de 300 plazas de toros y se celebran más de 700 festejos al año.

El jurado otorga los preciados Escapularios de Oro y Plata, al mejor torero y mejor toro de la feria, que este año 2018 tendrá lugar todos los domingos entre el 28 de octubre y el 2 de diciembre.

Gonzalo Santonja es el primer español que recibe ese nombramiento que es una distinción a su afición, a su capacidad y conocimiento, y a su dedicación a la defensa de la tauromaquia.

Deseamos que salga una buena feria, especialmente ahora que el Perú cuenta con un gran ambiente taurino y con la figura del momento, el joven Andrés Roca Rey, y que el buen hacer de Gonzalo Santonja, en una tierra tan unida a los toreros que dan nombre a nuestra Peña Taurina, colabore en una acertada decisión. Enhorabuena y suerte.

Primera corrida de la Feria del Señor de los Milagros 2017, plaza de Acho (Foto: Tauromaquias.com)

Gonzalo Santonja Gómez-Agero es catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense (2004), director de la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. Pertenece a Academia Norteamericana de la lengua Española (ANLE) y Academia Argentina de Letras, es Hijo Predilecto de Béjar (Salamanca), Honorary Fellow in Writing por la Universidad de Iowa (USA), Profesor Honorario de la Universidad Ricardo Palma (Lima, Perú), dirige desde 2010 el Foro Internacional de Filología de la Feria del Libro de Guadalajara (México) y, entre otras distinciones, es Premio Nacional de Literatura (Ensayo) y Premio Castilla y León de las Letras.

 

EL BULO COMPARTIDO. LOS ESCUDOS DE LA FACHADA DE LAS VENTAS

Artículo escrito por Juan Salazar. 

Resulta muy habitual que una idea que no responde a la verdad, a fuerza de ser repetida, se acabe convirtiendo en un concepto compartido y asumido por todos.

Nuestra querida Plaza de Toros de Las Ventas no podía ser una excepción a este tipo de gazapos, hasta el punto que la propia página web en el apartado referido a su arquitectura afirma lo siguiente:

La fachada de la Plaza es de ladrillo visto con decoraciones de cerámica vidriada que representan los escudos de todas las provincias españolas. Como curiosidad, sabemos que el escudo de Córdoba aparece representado en dos ocasiones y que del actual conjunto de provincias españolas solo faltan Ceuta y Melilla que en el momento de su construcción solo eran un protectorado español.

Esta frase, es compartida de forma generalizada por los aficionados.

Bueno, pues me temo que en estas afirmaciones hay multitud de inexactitudes. Vamos por partes.

  1. “…los escudos de … las provincias españolas”

Los escudos no son los representativos de las provincias sino de las capitales de provincia. Es decir, el escudo que aparece es el de Pamplona, San Sebastián o Bilbao, no el de Navarra, Guipúzcoa o Vizcaya.

Pamplona
Lérida
  1. “… y que del actual conjunto de provincias españolas solo faltan Ceuta y Melilla”

Es incorrecto. De entrada hay 47 escudos y a la fecha actual, además de las dos ciudades autónomas, existen 50 provincias con lo que las cifras no cuadran. Hay siete capitales no representadas y son: Las Palmas, Santander, Soria, Tarragona, Teruel, Valladolid y Vitoria

  1. “…el escudo de Córdoba aparece representado en dos ocasiones”

La afirmación es correcta pero incompleta. Hay tres capitales de provincia cuyo escudo está repetido: Huelva, Málaga y Córdoba.

  1. Existe un “error por omisión”, ya que no se indica que existe un escudo que no corresponde a ninguna provincia ni capital de provincia. Se trata del escudo de Ronda.

De esta forma las cifras cuadrarían:

  • 47 escudos, de los que 43 corresponden a capitales de provincia, tres están repetidos y uno es el de Ronda.
  • Hay siete capitales de provincia no representadas.
Ronda
San Sebastián

Finalmente, aunque tenga una importancia menor, aclarar lo que erróneamente escuché a dos aficionadas el otro día al salir del festejo, en el sentido de que algún toponímico figuraba “castellanizado” y algún otro no, lo cual es incorrecto. Los nombres de las capitales aparecen en su versión castellana por lo que Gerona y Lérida, aparecen como tal, no como Girona o Lleida.

Juan Salazar socio de la Peña Taurina «Los de José y Juan», es madrileño. Licenciado en Farmacia y MBA por el Instituto de Empresa, ha desarrollado su carrera profesional en el ámbito de la Consultoría y de los Recursos Humanos.  Aficionado por vía paterna, es abonado a la Plaza de Las ventas y habitual de los tendidos así en las ferias como en los domingos de cemento y turistas. Es autor del libro de recuerdos taurinos “Remembranzas Imaginarias; Madrid Museo Taurino Abierto”.

 

 

Toros y cine.

Artículo escrito por Andrés Amorós.

Una corrida de toros posee una evidente plasticidad, “entra por los ojos”. Es lo que han reflejado muchos poetas, como Manuel Machado, que resume así el espectáculo:

“La hermosa fiesta bravía
de terror y de alegría
de este viejo pueblo fiero…
¡Oro, seda, sangre y sol!”
Y su melancólico declinar, al final de la tarde:
“… Y terminada
la fiesta de oro y rojo, a la mirada
queda un solo eco
de amarillo seco
y sangre cuajada”.

Eso implica, a la vez, un claro riesgo: que la película se quede en lo más espectacular y externo de los toros, sin profundizar en el arte, el rito o la tragedia.
Como son tan amplios los mundos de la Tauromaquia y del cine, será útil recordar una docena de géneros cinematográficos que se han acercado a la Fiesta.

1. Los orígenes


Ya en 1896, un operador de los hermanos Lumière, Albert Promio, filmó la “Arrivée des toréadors”.
En España, en 1918, Rafael Salvador obtuvo éxito con “La España trágica”, en la que aparece una corrida de toros. Al año siguiente, en el folletín “Los arlequines de seda y oro” aparece una corrida con El Gallo, Joselito, Belmonte y Gaona.

Hace poco, la Filmoteca Española ha recuperado una interesantísima película, “Viva Madrid que es mi pueblo” (1928), producida y protagonizada por el gran Marcial Lalanda: la única oportunidad para ver cómo toreaba este diestro, al que un pasodoble consagró como “el más grande”.

2. El documental


El cine sirve, efectivamente, para permitirnos disfrutar con el arte de grandes toreros. En este sentido, se lleva la palma la estupenda “Tarde de toros” (1956), de Ladislao Vadja, un testimonio único para conocer el estilo artístico de dos genios, Domingo Ortega y Antonio Bienvenida.

En otro terreno, “Torerillos 61” , de Basilio Martín Patino (el autor de la extraordinaria “Canciones para después de una guerra”) permite ver lo que era la dura lucha de los maletillas. Un caso singular es el corto francés “La corrida fantastique”, premiado en Cannes, que cambia la visión habitual de un festejo taurino gracias a la cámara lenta y a la música de órgano.

3. El docudrama

Utiliza esta técnica el cámara Teo Escamilla en su muy interesante testimonio sobre la Escuela de Tauromaquia de Madrid (ahora perseguida por la sectaria alcaldesa Carmena), “Tú solo”. Queda claro que no es el hambre lo único que empuja a los jóvenes a torear.

4. La vanguardia

Un curiosísimo ejemplo de las vanguardias estéticas españolas es el corto “Esencia de verbena”, de Ernesto Giménez Caballero, en la que el gran escritor Ramón Gómez de la Serna, en una barraca de feria, estoquea ceremoniosamente un toro de cartón.

5. Genios del cine


También se han asomado al mundo taurino algunos de los más grandes genio del cine. Después de “El acorazado Potemkin” y de “Iván el Terrible”, el ruso Eisenstein rodó “¡Que viva México!” (en otro montaje, titulada “Tempestad sobre México”), que incluye un episodio de gran plasticidad sobre la Fiesta. En 1944, Abel Gance inició el rodaje de una película sobre Manolete, que no completó.“El genio” Orson Welles presumía – a mí mismo me lo contó – de haber actuado como novillero, por Andalucía. No he podido comprobar si era verdad o una más de sus fantásticas mentiras (“Fake” es el título de una de sus películas). Para la televisión rodó una serie de escenas taurinas, que él iba comentando, en inglés, desde una barrera de Las Ventas.

6. La psicología


En la magnífica “Torero” (1955), de Carlos Velo, se muestran los temores y contradicciones del mejicano Luis Procuna. Un estremecedor testimonio de la vejez de un artista, Nicanor Villalta, se ofrece en “Juguetes rotos” (1966), de Manuel Summer.

7. Dramas


Henry King lleva al cine la novela de Hemingway “The Sun Also Rises” (“Fiesta”, 1957). El italiano Francesco Rossi rueda, con el torero Miguelín, “El momento de la verdad” (1965): un título que aplicamos a la suerte de matar y que vale también como símbolo de toda la Fiesta.

8. Lo social


En los años cincuenta, cuando tenía gran fuerza la literatura social, ése es el enfoque con el que se acerca a los toros Ángel Maria de Lera, con su novela “Los clarines del miedo”, llevada a la pantalla por Antonio Román. Una denuncia más descarnada es la de “A las cinco de la tarde” (1960), de Juan Antonio Bardem, basada en el drama “La cornada”, de Alfonso Sastre.

9. Biografías noveladas


Muchas películas han aprovechado la enorme popularidad de algunos toreros, que hacen su propio papel en una historia novelada: así, Chamaco, en “El traje de oro” (1959); El Cordobés, en “Aprendiendo a morir” (1962); Palomo Linares, en “Solos los dos” (1968)…

10. Cuatro obras literarias populares


Se han llevado varias veces al cine popularísimas novelas. Así, “Sangre y arena”, del valenciano Vicente Blasco Ibáñez: la primera vez, por su propio autor (1916). La segunda, por Fred Niblo (1922), con el mítico galán Rodolfo Valentino. La tercera, excelente, por Rouben Mamoulian (1941),con Tyrone Power. La cuarta, más efectista, por José María Elorrieta (1989), con la estrella Sharon Stone.

También ha tenido varias versiones “Currito de la Cruz”, del novelista gallego Alejandro Perez Lugín. La primera, por su autor (1925). La segunda, por Fernando Delgado (1935). La tercera, por Luis Lucia (1958), interesantísima, por permitirnos apreciar el estilo de Pepín Martín Vázquez, un gran torero, hoy revalorizado por la devoción de Morante de la Puebla. La cuarta, por Rafael Gil (1965), con El Pireo.


Más folletinesca es “El niño de las Monjas”, que llevaron a la pantalla el fotógrafo Calvache (1925), con Eladio Amorós; José Buschs (1928), con El Estudiante; Julio Villarreal (1944), en México, con Luis Procuna; Ignacio F. Iquino (1958), con Enrique Vera.

Todavía más versiones cinematográficas ha tenido el mito de “Carmen”, desde la italiana de Giovanni Doria (1914); el espectacularísimo Cecil B. de Mille (1915); el genio de la comedia Lubitsch (1918); Jacques Feyder (1928), con la cupletista Raquel Meller; Florián Rey, “Carmen la de Triana” (1938), con la extraordinaria cantante Imperio Argentina; Cristian Jacques (142); el argentino Tulio Demicheli, “Carmen la de Ronda” (1959), con Sarita Montiel, popularísima después de “El último cuplé”; el italiano Francesco Rossi, “Carmen de Bizet”(1983), rodada en Ronda, más fiel a la ópera (1983); Carlos Saura (1983). Y, llevándola al mundo del “espiritual” negro, “Carmen Jones”, con Dorothy Dandridge.

11. El humor


Muchos grandes cómicos han parodiado el mundo de las corridas de toros. Así, Max Linder (1912), Chaplin (1915), Stan Laurel y Oliver Hardy (la primera pareja llamada, en España, El Gordo y el Flaco), Totó y el mejicano Cantinflas, gran aficionado y torero práctico.

12. Rarezas


Incluyo aquí algunas películas que se salen de los géneros habituales, como la rusa ”Sombrero”, de Tamara Lisitsian. Podemos ver a Pablo Picasso trazando con increíble facilidad algunas escenas taurinas en el extraordinario documental “Mystère Picasso”, de H.G.Clouzot (famoso por “Las diabólicas”).

Muy singular y atractiva es “Yo he visto la muerte· (1965), de José María Forqué, en varios episodios. En uno de ellos, Luis Miguel Dominguín, en una barraca de feria, asiste a la evocación de la tragedia de Manolete, que él mismo había vivido.

En su guion intervino mi amigo Jaime Armiñán, buen escritor y excelente aficionado, formado en casa de los Bienvenida. Esa experiencia la trasladó a su gran serie de televisión “Juncal”, con una magnífica interpretación de Paco Rabal.

Concluyo ya. Suele decirse que no hay buenas películas de toros. Esta pesada enumeración sirve, creo, para desmontar ese tópico: existen muchas películas taurinas; bastantes de ellas, poseen notable interés. Para los enamorados de la Fiesta, es algo muy atractivo; para los cinéfilos, todo un capítulo de la historia del cine del que no se puede prescindir.

El autor: Andrés Amorós Guardiola, socio de la Peña Taurina “Los de José y Juan”, es doctor en Filología Románica y catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid.  Ha publicado obras relevantes sobre la tauromaquia y actualmente ejerce la crítica taurina en el diario ABC de Madrid. Entre sus galardones destacan el Premio Nacional de Ensayo, el Premio Nacional de la Crítica Literaria, el Premio Fastenrath de la Real Academia Española y el Premio José María de Cossío.