Tauromaquia y afición en el centro y a los dos lados del Atlántico

Por François Zumbiehl.

El IV Fórum mundial de la cultura taurina acaba de celebrarse del 24 al 26 de enero en la Isla Terceira (Azores), centro geográfico de la tauromaquia presente en las dos riberas del Océano, y tierra de tradiciones taurinas muy arraigadas. Este fórum con carácter bienal, magníficamente organizado por la Tertulia Tauromáquica Terceirense con el apoyo del gobierno de las Azores y de las municipalidades de la Isla, ha reunido a más de 200 participantes, aficionados y profesionales de los ocho países que comparten esta tradición, cuyas reflexiones han sido enfocadas en el futuro de la tauromaquia. Se trataba de buscar las respuestas adecuadas a los ataques antitaurinos, y las evoluciones deseables para la organización y el desarrollo de los espectáculos, sin, por supuesto, comprometer su esencia y su significado. Dichas reflexiones prolongaban el trabajo llevado a cabo en el Consejo Internacional de las Culturas Taurinas (CICULT), cuyos representantes han integrado este Fórum

Una parte importante de los debates ha versado sobre el análisis comparado de la situación de los toros en los ocho países, con este balance general: diversidad del estado de salud de la tauromaquia en estos países, pero similitud de los ataques antitaurinos, políticos y jurídicos en contra de nuestras tradiciones, y necesidad por lo tanto de una permanente solidaridad y concertación entre representantes de las aficiones nacionales. En resumen, se ha podido observar que la tauromaquia en Colombia se encuentra en estado crítico (prohibición anunciada para 2027, salvo si la Corte Suprema anula la ley vigente), en suspenso en México (disputa jurídica sobre competencias en materia de autorizaciones taurinas entre los estados, el gobierno central y los jueces), exiliada fuera de la capital en Ecuador (en Quito se prohíbe matar al toro), admitida políticamente en Venezuela pero afectada por graves dificultades económicas (solo en la zona andina se pueden celebrar ferias importantes)), amenazada en España por el gobierno y la coalición mayoritaria actual en el Congreso de los Diputados (se busca prohibir la entrada de los menores de 16 años en las plazas de toros y en las escuelas taurinas, y una ILP está en marcha para derogar la ley de 2013 que declara la tauromaquia como patrimonio cultural de España), en estado de buena salud en Portugal , pues ahí la apoya una mayoría política de izquierda y de derecha, está sometida al mismo IVA que el conjunto de las empresas culturales, y el arte ecuestre, que incluye la parte taurina, acaba de ser declarado por la Unesco Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad,  muy blindada actualmente en Perú, en donde la corrida en la plaza histórica de Acho y en 550 demás plazas (cinco millones de aficionados) está refrendada por más de mil festejos populares montados en los Andes con la participación activa de las poblaciones autóctonas (pasa lo mismo en el Yucatán mexicano). En cuanto al Midi francés, con el apoyo de sus políticos la afición ha logrado hasta el momento defender la diversidad y la libertad de su cultura taurina, y el concepto de excepción cultural ligado a una tradición ininterrumpida, consagrado por el Consejo Constitucional, puede servir a los países que quieren obtener una “regulación” territorial y cultural (en particular, México y Colombia).

En cuanto a “los argumentos” antitaurinos, utilizados por nuestros adversarios, sin hablar de las acusaciones tópicas de “tortura” de “barbarie”, y de “traumatismo para los niños”, éstos se concentran actualmente sobre dos temáticas manoseadas de diferentes maneras: la ecología (En Ecuador se esgrime “los derechos de la naturaleza”, en México “el entorno sano” sin sacrificio innecesario de animales) y el bienestar animal, concepto muy borroso y también manoseado. Debemos, desde luego, responder sobre estos dos terrenos, recordando que el bienestar animal es una noción muy relativa, según las diferentes especies y sus condiciones de vida, que los animales no son sujetos de derecho, sino de obligaciones que tenemos con ellos, y que priman los derechos humanos universales. Estos derechos nos llevan a luchar contra la censura y la uniformidad o cultura global que ideología “bien pensante” y buenista  nos quiere imponer, amenazando nuestra afición a la cultura taurina.

Propuestas han sido hechas por el ex-responsable de la asociación portuguesa Protoiro, Helder Milheiro, para modernizar la imagen y la comunicación de la tauromaquia, en particular de cara a los jóvenes. También el veterinario Julio Fernández ha presentado nuevos utensilios (puyas, banderillas, espada, descabello y puntilla) para hacer más eficaz el uso de dichos instrumentos y disminuir la hemorragia no necesaria de los toros, con el supuesto, desde luego, que será mantenida la posibilidad de tres entradas al caballo. Sobre estos dos aspectos la acogida de los profesionales presentes en la sala (un picador, dos toreros y tres ganaderos) no ha sido del todo concluyente, sobre todo en cuanto a la puya, para la cual no se estima que el toro sangra lo suficiente.  En este fórum de las Azores se ha podido observar cierto desfase entre algunos profesionales, más bien conservadores en cuanto a sus prácticas, y los que sugieren evoluciones para mejorar la calidad del espectáculo, y su imagen, sin sacrificar nada de lo esencial.

La película de Albert Serra, Tardes de Soledad, ha sido proyectada durante una sesión de este encuentro. Opiniones divididas, como se dice en la jerga taurina, algunos mostrando su malestar por la crudeza de las imágenes, todas en primer plano, lo que no permitía ver los pases completos; otros – y estoy con ellos – saludando la originalidad de la visión del director en lo que no es de ninguna manera un documental, visión que celebra la grandeza de un combate asumido por un torero, héroe, con un animal violento y peligroso, lo que constituye la médula de la tauromaquia. La proyección internacional de esta visión de un artista indiscutible, haciendo añicos de la acusación de “tortura” infligida a un animal indefenso, es hoy en día para los aficionados una oportunidad que no conviene descartar.

François Zumbiehl, socio de la Peña Taurina “Los de José y Juan”  es catedrático de Letras clásicas y doctor en Antropología Cultural. Vicepresidente del Observatoire National des Cultures Taurines ha sido parte fundamental en la aprobación por el Senado francés de la Tauromaquia como Bien Cultural Inmaterial de Francia. Tiene publicados en español los siguientes libros: Mañana toreo en Linares, El discurso de la corrida, La voz del toreo y El torero y su sombra.

LXVIII CICLO DE CONFERENCIAS TAURINAS (2025)

Carta del Presidente

Queridos amigos:

Un año más, y fieles a nuestro compromiso con la cultura y la tauromaquia, me permito presentarles este LXVIII Ciclo de Conferencias de la Peña «Los de José y Juan», que se celebrará en la Sala Antonio Bienvenida de Las Ventas, que nos acoge desde hace casi 20 años gracias a la colaboración de la Comunidad de Madrid, que hace posible que cada sábado del mes de febrero podamos tener una cita con ustedes en un lugar tan emblemático como este.

Nuestra Peña, que muy próximamente celebrará los 75 años desde su fundación, fue creada en homenaje a la memoria de dos de las grandes figuras de la historia del toreo: José Gómez Ortega “Gallito” y Juan Belmonte García, y que, todavía hoy, representan muchos de los valores de la tauromaquia. Contaremos nuevamente con ponentes del máximo nivel, como son matadores de toros, ganaderos, periodistas taurinos, profesores universitarios y aficionados ilustres que estamos convencidos que asegurarán el éxito de este LXVIII Ciclo de Conferencias.

Nuestro ciclo comenzará el sábado 1 de febrero de 2025 con la conferencia de D. Alfonso Santiago, periodista taurino y autor de diferentes libros, uno de ellos «POR SIEMPRE, YIYO» y con él, recordaremos su figura en el cuarenta aniversario de su trágica muerte.

Continuaremos el sábado 8 de febrero, con la participación del matador de toros Pablo Aguado. Pablo, con su naturalidad, temple y clasicismo, es un perfecto representante de la escuela sevillana, siguiendo la estela de maestros como Pepe Luis Vázquez, Manolo González y Curro Romero, entre otros.

El sábado 15 de febrero, la conferencia corresponde a D. Victorino Martín, ganadero y socio de esta Peña. Victorino, sin lugar a dudas, es el propietario de una de las ganaderías de lidia más notable de la historia reciente de la tauromaquia.

En la cuarta y última conferencia, el sábado 22 de febrero, tomaremos el pulso a las inquietudes, necesidades y soluciones de los «Jóvenes taurinos», para ello desarrollaremos una “Mesa de debate”, que será moderada por Silvia Lorenzo, periodista y aficionada taurina.

No me gustaría terminar sin manifestar mi interés a la hora de seguir contando con su presencia en esta sala de conferencias, con el convencimiento de la necesidad de difundir la tauromaquia que, bajo nuestro punto de vista, tiene valores universales y que su divulgación podría incluso contribuir a mejorar la sociedad de nuestros días.

Luis Madero

Presidente de la peña.

Pinche aquí para ver el programa completo.

BASES DEL PREMIO LITERARIO PALOMA GONZÁLEZ DEL VALLE 2025

Uno de los objetos sociales de la Peña Los de José y Juan, expresado en sus estatutos, es contribuir con todo su entusiasmo y posibilidades al engrandecimiento, prestigio y pureza de la Tauromaquia.

En esta línea, la Peña ha desarrollado, desde sus inicios, múltiples iniciativas divulgativas y culturales a través de la organización de conferencias y charlas o apoyando la edición de libros propios de socios, o de personalidades notorias. Expresamente en los estatutos se recoge la posibilidad de desarrollar actividades editoriales siempre de temas taurinos.

En este sentido, es voluntad de la Peña institucionalizar un premio internacional, denominado «Premio literario taurino Paloma González del Valle», que reconozca la obra taurina publicada que se considere más relevante.

Pinchando en el siguiente enlace, pueden leer y descargarse las bases para participar en el «Premio literario taurino Paloma González del Valle 2025».

Naturales mandones de Perera a un encastado Victorino

Crónica de la última de feria escrita por Andrés Amorós, socio de «Los de José y Juan», para el diario El Debate.

Por la mañana, la lluvia no puede con el desfile de la Hispanidad: aguantan, impertérritos, las tropas que desfilan y el público, que los aclaman. Aunque algunos políticos puedan creerlo, el patriotismo no ha muerto del todo en España. Cesa la lluvia y, por la tarde, se celebra la corrida de la Hispanidad. Me lo decía con acierto mi amigo Antonio Gala: la lengua y los toros son dos de los mayores vínculos que continúan uniendo a España con Hispanoamérica.

Los toros de Victorino Martín tienen casta, fuerza y buenos pitones. Con estos toros, presenciamos otra Fiesta, muy distinta de la de tantas tardes. Los lidian dos diestros poderosos; los dos, extremeños, Miguel Ángel Perera y Emilio de Justo. Los dos cortan un trofeo; en el caso de Emilio, pierde alguno más por la espada, pero lo más destacado de la tarde lo ha hecho Perera en el tercer toro, con naturales clásicos de categoría.

Por su capacidad y valor sereno, a Miguel Ángel Perera lo respetan mucho los profesionales. Sus dos lunares son alargar las faenas y la espada. El primero, veleto, humilla pero flaquea, cumple en varas. Quita de Justo por ceñidas chicuelinas. Con oficio, Perera lo va metiendo en la muleta, aunque el toro es pegajosito y humilla poco. Mata sin convicción, a la tercera. No ha pasado nada.

Reciben con aplausos al tercero, abierto de pitones, que sale con pies y humilla. Perera juega bien los brazos a la verónica. El toro empuja con los riñones, en varas; acude pronto a la muleta y repite. Los derechazos de mano baja tienen hondura. Los naturales suaves, impecables, levantan un clamor, aunque el toro entrampilla al torero. Un gran toro este Escusano, bravo y noble, y un excelente toreo al natural. Faena clásica, de torero maduro, rematada con un gran volapié hasta la mano: justa oreja y gran ovación a un bravo toro.

Foto: EFE

Echa las manos por delante y no se entrega el quinto. Perera lo va metiendo en la muleta con más oficio que brillo porque el toro embiste con sosería y eso es lo que menos se espera de un Victorino. El trasteo de Perera es correcto, sin más: le piden que no lo alargue. Mata caído.

Emilio de Justo ha mostrado esta temporada estar totalmente recuperado de su terrible percance del año pasado. Eso le ha permitido torear con más naturalidad, sin rigidez. Lidia bien al segundo, lo deja lejos del caballo, como aquí gusta, y el toro va a más, aunque le pican trasero. Los derechazos tienen emoción pero, por la izquierda, el toro queda corto, tiene peligro. Una faena valiente, que queda a medias, y mata a la tercera. Aplauden algo al toro y el diestro saluda.

Foto: EFE

El cuarto embiste con codicia de salida pero se va del caballo; se viene arriba en banderillas. Emilio corre la mano, tragando mucho. ( Los «¡vivas!» a la Virgen del Pilar, en medio de una faena emocionante, son inoportunos). El toro se cierne cada vez más, acaba enganchándolo. Visiblemente dolorido, vuelve a la cara del toro, echándole lo que hay que echar. Citando muy de frente, logra naturales lucidos, aunque el toro acaba queriendo irse. Ha sido una faena de torero macho, decían antes de la dictadura de la corrección política. Pierde el trofeo por pinchar seis veces, entrando de lejos (parece que ha perdido el sitio con la espada).

El último sale suelto, le dan demasiados capotazos. En la muleta, en cambio, saca nobleza, repite con clase, le permite a Emilio trazar muletazos con gusto. La gente está con él, en esta faena ardorosa. Esta vez sí acierta en la estocada. Aunque el bravo toro tarda en caer, como sus hermanos, y suenan dos avisos, el público exige la oreja.

No ha sido mal final de temporada: toros encastados, que permiten el buen toreo. Lo peor, la duración, dos horas y media, y el número de avisos (ocho). Parece que estas dos cosas no tienen remedio.

Es de noche cerrada cuando salimos de Las Ventas. Ha sido la última corrida del año en Madrid, se acerca el invierno. Debería ser tiempo para reflexionar y que todos los profesionales se unieran, para resolver los problemas pendientes. Entre otras cosas, sería muy malo que no volviera a haber un canal taurino de televisión. Pero, a pesar de los políticos sectarios e ignorantes, que odian a España y a la Tauromaquia, ésta no está en peligro porque es un arte y el arte nunca muere: como decía Valle-Inclán, nos ayuda a pasar el frío del invierno.

Si Dios quiere, seguiremos hablando de toros con los lectores de El Debate, hasta que llegue de nuevo la primavera y, con ella, los festejos taurinos.

La faceta taurina del primer espada de la oncología pediátrica

A continuación, reproducimos la entrevista escrita por Silvia Lorenzo a Luis Madero, Presidente de Los de José y Juan.

La faceta taurina del primer espada de la oncología pediátrica: «Hay que buscar una fórmula a través de la cual se ilusione mucha más gente»

El doctor Luis Madero es el jefe del servicio de Oncohematología del hospital Niño Jesús de Madrid y coordina iniciativas para que toros y medicina se den la mano

El doctor Luis Madero frente a la plaza de toros de Madrid.
El doctor Luis Madero frente a la plaza de toros de Madrid.ÁNGEL NAVARRETE

El doctor Luis Madero (Madrid, 1954), catedrático de Pediatría por la Universidad Autónoma de Madrid y jefe del servicio de Oncohematología Infantil del Niño Jesús. Además, es un gran aficionado: abonado de las plazas de Las Ventas, de Sevilla y de Santander. «Mi trabajo es la medicina. Es muy comprometido y muy bonito», dice a GRAN MADRID, «pero los toros son mi pasión».

Está en un momento dulce porque, coincidiendo con la inminente feria de otoño Venteña, el protocolo All Together, financiado por la Fundación Unoentrecienmil ha permitido alcanzar una tasa del 85% de curación de los niños que padecen leucemia.

El galeno coordina varias iniciativas para que la Fiesta contribuya a su causa, y agradece la labor de las fundaciones privadas que apoyan la investigación y el tratamiento del cáncer infantil, aprovechando cualquier coyuntura para recordarle al sistema de sanidad pública lo necesario que resulta su apoyo económico y la responsabilidad de priorizar los recursos públicos para con los más jóvenes de nuestra sociedad que son, de hecho, su futuro. Su rapapolvo es corto porque subraya con un cálido agradecimiento la ayuda que recibe su proyecto en el hospital Niño Jesús.

Uno de esos esfuerzos que reportan donaciones para su trabajo en el hospital pone a la tauromaquia, su gran pasión, en el centro. En Villaseca de la Sagra, Toledo, el doctor Madero organiza corridas benéficas: «Yo me dedico al cáncer y cuántos más recursos mejor. Para esa gente que me ayuda de cara a que mi laboratorio del Niño Jesús salga bien, no tengo más que palabras de agradecimiento, pero en el sector público, la medicina para cosas concretas está muy limitada», comenta con GRAN MADRID.

Además de los títulos que ostenta en la Universidad y en el Hospital, Luis Madero es el actual presidente de la histórica peña Los de José y Juan. «La peña siempre ha tenido un abolengo de mucho significado entre los aficionados», dice sobre la cuadrilla con la que se reúne después de cada corrida. «Cuando me ofrecieron su presidencia, y dije que sí, me di cuenta de que podía ayudar juntando a los miembros. Como en todas las cosas de la vida, hay diferencias entre unos y otros. Yo procuro que todos vayamos a disfrutar«, comenta el doctor.

Los peñistas se enzarzan en arduas discusiones antes de votar, porque votan. Mejor toro, mejor ganadería, mejor faena… «Pretendemos que vaya mucha gente a la que le gusten los toros, que sea muy joven y que no sean ya ancianos», ríe antes de proseguir, «que hablen, pregunten y muestren una inquietud diferente«. Algunos miembros, incluso, torean. Él incluido.

«No he ido nunca a la escuela taurina: en mi época no había», dice. Pero el doctor Madero sabe coger la muleta y dar pases, que no es poco. «Yo solía decir que era del arte, pero que era bastante cagón», añade divertido. «Antes mimetizábamos lo que veíamos en la televisión en blanco y negro. Entonces, veías que durante una corrida televisada de Paco Camino, por ejemplo, él se ponía así», dice antes de imitar la postura del maestro. «Luego, cuando tenías la oportunidad -en mi caso, cuando iba a las capeas en la provincia de Cuenca o Guadalajara-, hacías lo mismo. Y si te salía bien eras el hombre más feliz del mundo«. Luis Madero fue por primera vez a los toros de la mano de su abuelo materno. «Me llevaba todos los domingos», comenta. «No sé de dónde puede venir algo como la afición. Probablemente están en la genética y seguramente la mía me la inculcó él».

Luis Madero ha asumido, además, la labor de vocal en el Consejo de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid. Desde ahí, quiere cambiar la concepción de Las Ventas como plaza de temporada. «Hay que buscar una fórmula a través de la cual se ilusione mucha más gente». ¿Cómo se llega a la barrera de ‘Autoridades’? Madero se ríe: «La vida te lleva a muchos lados». Y, a veces, la vida también permite que uno se cruce con personas como él.

Sevilla en Euskadi

Por François Zumbiehl, socio de «Los de José y Juan».

La tarde de Azpeitia del 31 de julio, con el triunfo de la terna Morante de la Puebla, Daniel Luque y Juan Ortega, nos ha hecho vivir un extraño y entrañable choque cultural. Uno no se puede sentir más en tierra vasca en esta plaza dominada por un inmenso y verde cerro, en el alto del cual asoma un caserón sometido al capricho de las nubes. Aquí los rituales genuinos se observan con religioso rigor: tercio de banderillas amenizado por los txistus, zortziko en honor a un banderillero muerto en el siglo XIX, cantado antes del arrastre del tercer toro con el público en pie y descubierto, cánticos entonados por el respetable a plena voz…Sin embargo, ni un ole falta al menor lance realizado con torería, ni un abanico recogido en el ruedo por el diestro en su vuelta triunfal. Cuando una faena, que ha tomado su vuelo, merece ser acompañada por la banda, ésta no tiene ningún escrúpulo en cambiar las jotas, regaladas entre toro y toro, por los pasodobles con filigranas de fandangos de Huelva, que cobran en este entorno un sabor particular. En ese norte vascuence las tonalidades del sur están acogidas e incluidas en el jolgorio festivo sin el menor reparo.

En esa tarde de Azpeitia, y en esas fiestas de San Ignacio, el empaque sevillano tocó todas las fibras de la afición, que brindó a los toreros un triunfo sonado y dejó en nada las cuatro voces de los antitaurinos de turno, manifestando también su ritual presencia a la puerta de la plaza. La intensidad escultural de los pases dibujados por Morante como un cante jondo, la verticalidad quieta de Luque aspirando las embestidas y arrimándose entre los pitones al final, las lentísimas caricias de Juan Ortega en el manejo de los trastos – ¡esa media verónica que planeó en el aire como una nube serena, enterísima y no media! – iluminaron la tarde y despejaron lo que quedaba de gris en la meteorología.  Hasta la blancura del caserón, cercado por la niebla en el alto del cerro, acabó por resplandecer. Azpeitia en fiestas, celebrando con orgullo y alegría su cultura vasca en un clima de convivencia, sin menoscaba su entusiasmo por todo lo que Sevilla ha aportado al mundo de los toros, para mí fue una revelación.

Palabras del Niño sabio de Camas

Artículo escrito por François Zumbiehl, socio de «Los de José y Juan» para el diario ABC.

La primera vez que vi torear a Paco Camino fue en Bayona, a finales de los años 50, y enseguida heredé el entusiasmo de mi madre por su figura y su toreo. Sin tener casi ningún conocimiento que me permitiese valorar su aportación, a mis ojos de chaval impactó esa tarde su empeño malhumorado, reflejado en su cara, para no dejarse ganar la partida por nadie, ni por el mismísimo Luis Miguel Dominguín. Pronto se convirtió en el ídolo de mi afición adolescente. Cuando, ya retirado, me permitió recoger sus reflexiones para mis libros, a pesar de su cordialidad y de la sencillez de su trato, me dejó una impresión muy fuerte y contrastada: en él se unían la claridad sobre su concepto del toreo, la certeza de sus dotes excepcionales para su oficio y su arte, y la lucidez a la hora de hacer el balance de su trayectoria. ¡De verdad, en todos los sentidos y en todas las circunstancias, el maestro habrá tenido una cabeza muy despierta! Como muestra aquí van algunas de sus declaraciones:

“La inteligencia delante del toro es de nacimiento. Se aprenden muchas cosas, pero eso no. Luego, creo que he sido muy precoz para las cosas; las he visto más pronto que otro cualquiera. Lo innato en el toreo es el valor, la cabeza, que no hay que perder en ningún momento, y esa sangre fría que permite hacer las cosas tranquilamente. Luego el oficio se va escribiendo a la par que vas toreando.

Siempre pensaba que lo que me gustaba más era llegar a ser un Antonio Ordóñez. Era mi ídolo y me hacía soñar despierto. Siendo novillero me preguntaba si era capaz de salir adelante o si me tenía que quedar donde estaba. Las primeras corridas fueron bastante fáciles, y entonces vi que lo tenía bien asumido y que iba a llegar a donde quería. Creo que en la plaza siempre he sido muy despierto. Me he fijado continuamente en el toro, no solamente en el mío. Cuando toreaba veía seis toros, las reacciones de cada uno en cada momento. He sido un torero completo con el capote, la muleta y la espada. Me ha faltado banderillear, pues soy muy torpe de piernas. Una gran faena se merece una gran estocada. Hay matadores brutos y otros finos, lo que demuestra que es un arte. Cuando Rafael Ortega mataba un toro era bellísimo, y también cuando lo hacían Ordóñez o El Viti. Ahí no se trata de técnica. La técnica sería ver morir y tirar para adelante.

En mi época no he visto nada más que a un torero templar con el capote: se llama Antonio Ordóñez. El temple es acomodarse a la embestida del toro, no es una cosa que se puede imponer o crear. Por otra parte, a mí siempre me gustaron más los toros crudos que los toros parados. Me siento más a gusto con el toro violento, áspero, porque ese toro, poniéndose en el sitio adecuado, embiste.

De verdad, El Cordobés era un monstruo. Tenía un carisma extraordinario. Hizo cosas nuevas, se arrimaba como un desesperado y era imposible poder con él en ese momento. A mí no me molestaba, porque era un torero totalmente distinto a mi corte. A mí me importaban más Ordóñez, El Viti, Puerta.

Yo empecé desde pequeño con la muleta siempre por delante. A mí me ha gustado hacer los pases enteros, y no medios pases con muleta atrasada. También he procurado torear con la izquierda, la muleta apoyada en la pierna izquierda y ésta adelantada; no como han hecho otros, que dicen que han toreado muy bien por naturales y que han tenido la muleta sobre la pierna derecha.

Aunque el púbico crea a veces que se le está engañando, un toro ligero de peso, y que por lo tanto tiene más movilidad, puede ocasionar más desgracias.  En el mes de agosto de aquellos años de 1961 y 1962, en el Sanatorio de Toreros estaba prácticamente agotado el papel. Mi peor cogida fue la última que tuve en Aranjuez, por la pierna. Tardé ocho meses en recuperar. Fue tan fuerte que la gente pensó que para mí se había acabado el toreo. Por esa misma razón decidí torear tres años más, para que viesen que no me daba miedo: “Se van a creer que me he rajado ¡;ni hablar! Sigo toreando.”

Lección de vida y de toreo, por el Niño sabio de Camas, el maestro Paco Camino, para  hoy y para siempre.