LA SUERTE DE VARAS DEL SIGLO XXI

En estos momentos de revitalización y discusión de la suerte de varas, publicamos este largo y enjundioso artículo de nuestro socio José María Moreno Bermejo, de su blog con el mismo título «La suerte de varas».

José María Moreno Bermejo es socio de la Peña Taurina «Los de José y Juan», bibliófilo taurino y actual Secretario de la Unión de Bibliófilos Taurinos de España. Además, es socio de las Uniones de México y Francia.

Autor de diversos libros que van desde la actualidad, como las ediciones del Ayuntamiento de Madrid sobre las temporadas 1997 a 2007, ilustradas por César Palacios, a los estudios históricos como “La saga de los Merchante” o “Gallito III debuta en Madrid” sobre la presentación de Joselito de novillero, entre otras numerosas obras.

¿CÓMO ADECUARÍA LA LIDIA AL SIGLO XXI?

El título anterior es el que el jurado del Premio Literario Internacional Taurino Dr. Zumel propuso para su convocatoria  XXX, de 2018. Un acierto más de este prestigioso premio que cada año incrementa el interés en el ámbito cultural taurino, y que tan generosamente patrocina D. David Shohet Elías con una sabrosa dotación económica.

El de esta edición lo han conseguido un doctor en Biología, D. Fernando Gil Casares, y un veterinario especializado en toros de lidia, D. Julio Fernández Sanz, en la primera categoría; y un experto aficionado, que fuera presidente de la plaza de toros de San Sebastián, D. Francisco Tuduri Esnal, en la segunda. Ambos trabajos son de alto interés y cogen el toro por los cuernos en cuanto a la situación de la Corrida de hoy día, su pronóstico y soluciones para mejorarla; los dos tienen claro que la situación actual es insoportable para la sensibilidad de la sociedad del siglo XXI. Y es la publicación en “El País” (8/III/2019) del comentario de D. Antonio Lorca sobre el trabajo premiado con el premio Zumel en su primera categoría, el que ha me suscitado la necesidad de contestar  a sus autores, respecto a lo que dicen sobre la Suerte de varas.

Aunque ambos trabajos coinciden en el mismo diagnóstico, las adecuaciones que proponen para la mejora imprescindible de la Corrida, son bastante diferentes, ya que el primero se refiere más a las soluciones “técnicas” que creen que pueden mejorar  la actual lidia, mientras que el 2º incide más acertadamente en la diagnosis de las malas praxis que se han ido adoptando para facilitar a los intervinientes en las corridas sus labores profesionales. Ambos trabajo determinan la inviabilidad de la situación actual.

Nos ha gustado mucho el trabajo del Sr. Tuduri, claro, directo y objetivo. El de los Sres. Gil y Fernández adolece, a mi parecer, de credibilidad científica, lo que me obliga a declarar mi inconformidad respecto a su diagnóstico y propuestas de soluciones, en lo que se refiere a la Suerte de varas. El resto de apartados del mismo es coherente y de interés; pero el de la Suerte de varas es…, cargarse la suerte por innecesaria, absurda, ofensiva y denigrante. Cesión de legitimidad para aliviar, eso creen, las iras de los “anti”. Vamos “al toro”, amigo “Bocanegra”.

En 1999 se publican en la Revista de Estudios Taurinos nº 9, dos artículos sobre la Suerte de varas, en los que se reflejan unos estudios minuciosos realizados por veterinarios expertos, que plasman los resultados de los puyazos inferidos a 277 toros lidiados en los cosos de Córdoba, Sevilla y Madrid, durante 46 corridas de las temporadas 1996 y 1997, en un caso; y en el otro los que se obtuvieron de 91 toros lidiados en 14 festejos de la Feria de San Isidro de 1998, con más de 8.000 datos analizados. El primero de ellos lo firman 3 veterinarios de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, los profesores: Barahona Hernández, Cuesta López y Montero Agüera. El 2º es el desarrollado por los veterinarios de Madrid: Julio Fernández Sanz y Juan Villalón González-Camino.

En estos estudios queda claro, por parte de los autores, varios conceptos que creo fundamental dar a conocer para poder iniciar una necesaria mejora y adecuación de la Suerte de varas en la corrida de nuestros actuales tiempos. Sobre la idoneidad del puyazo en el morrillo, dicen los veterinarios cordobeses:

 “Porque interesa el borde dorsal del cuello en su posición caudal, un poco anterior a la cruz, que corresponde al nivel de la 4ª a la 6ª vértebras cervicales, y que lesiona los músculos extensores responsables de los movimientos de la cabeza, consecuentemente de la cornamenta, logrando así ahormar  la cabeza en su movimiento para el toreo con la muleta”.  

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El Gallinero Peña taurina valenciana de los “Gallo”

Cartel del Festival del 7 Octubre de 1917 organizado por la Peña El Gallinero. Colección del autor

Artículo escrito por el socio José-Vicente Sinisterra Gago. 

Es conocido de todos que la afición valenciana apoyó y lanzó a Juan Belmonte desde su primera “novillada económica” – sin picadores – celebrada el 29 de mayo de 1912 en Valencia. Con los años, la afición de la capital del Turia se repartiría entre gallistas y belmontistas, como ocurrió en toda España. No obstante, la idiosincrasia de Valencia hizo que la pareja de moda apareciera ya en las fallas de 1914. En ella vemos como Joselito, vestido de “gallo” presiona al empresario de Valencia para lograr una buena contratación mientras Juan Belmonte, con su pose característica, torea caracoles en vez de toros.

Falla C/ Quart y C/Dr. Monserrat. Marzo 1914.

Fernando Gómez Ortega Gallito, toreó en 1904 como novillero – en novilladas económicas – varias tardes en la Plaza de toros de Valencia, con Vito, Dauder, Angelillo, Manuel Mejías Bienvenida etc., con bastante éxito por lo que la plaza lo repitió varias tardes. Esto le creó un buen cartel en Valencia que mantuvo con altibajos en 1905 como novillero. En 1906 Fernando Gómez Ortega Gallito actuó como novillero en Valencia, junto a Crespito y Vito con novillos de Rafael Surga. El 29 de Junio de 1906, Fernando volvió a torear con Dauder, Vito y Angelillo en una tarde que pasaría a los anales de la música taurina[1]

El 18 de Octubre de 1908, Rafael El Gallo [2] y José Gallego Mateo (José Claro) Pepete alternan mano a mano[3] en una corrida de toros a beneficio de la Asociación Valenciana de Caridad, con toros de José Moreno Santamaría (1). Rafael toreó con tanto arte y donosura que enloqueció a los valencianos, con su arte sin par. Este éxito hizo que dos aficionados jóvenes valencianos Luis Martí Alegra y Antonio Romero Hueso (íntimo amigo de Rafael El Gallo), iniciaran los trámites para hacer una peña taurina a favor de Rafael que más tarde también se amplió a Joselito e incluso a Fernando Gómez Ortega y que se llamó Peña taurina El gallinero[4].

La Peña taurina “El Gallinero” tuvo su primer domicilio en la plaza de la Pelota (hoy Mariano Benlliure) en el piso alto de una cervecería denominada “El león de Oro”, desaparecida en 1947 para ceder sus dependencias al Círculo de Bellas Artes. El primer organizador de los trámites para constituir la Peña fue D. Juan Romero, padre de Antonio Romero y amigo de Rafael El Gallo. El primer presidente fue Genaro Palau, profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Era pintor de paisajes y de carteles taurinos. Dicen que se parecía en el semblante a Antonio Fuentes (al que admiraba) y era amigo personal de José García El Algabeño.

Después la Peña se trasladó a una nueva sede en la calle Alfredo Calderón (hoy Correos). Allí vivió los momentos más importantes de su vida la Peña. El Gallinero en los años 1914-1918 organizaba festivales nocturnos de éxito en los cuales solía participar desinteresadamente Joselito y otros toreros. En ellos, junto a espadas consagrados, se daba cabida a novilleros con y sin caballos[5]. En uno de estos festivales se dio a conocer Antonio Carpio Ríus, natural de Catarotja. El festival (15- Noviembre 1914), era a beneficio de la Asociación Valenciana de Caridad y en él participaron: Boltañes chico, Antonio Carpio Ríus, Miguel Martí Reus Petreño, Francisco Vila Marí Rubio, Daniel Company Costa Mestizo y Manuel Soler Gispert Vaquerito (3). El cartel es del famoso cartelista Genaro Palau Romero, a la sazón presidente del Gallinero. Antonio Carpio Ríus – conocido por El maestro por su profesión -murió trágicamente de una cogida el 27 de Agosto de 1916 en la plaza de toros de Astorga.

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