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JOSELITO EN LA HISTORIA DEL TOREO
Nuevo lleno de “No hay billetes” en la Sala Antonio Bienvenida, en la sesión en la que se habló de Joselito en la historia del toreo.
Yolanda Fernández Fernández-Cuesta, ex presidenta de la Asociación El Toro de Madrid, hizo la presentación con un emocionante recuerdo a sus abuelos, uno de ellos belmontista y el otro que llevó corbata negra desde la muerte de Joselito hasta su último día.
José Morente, editor del blog La razón incorpórea, explicó con una pequeña e interesante selección de videos, la importancia de Gallito en la evolución del toreo moderno, al fijar la atención en el toreo en redondo que señala la vía de continuidad del mismo.
Paco Aguado, el autor de la biografía definitiva de Joselito, comentó la próxima reedición de su libro y trazó una semblanza de su personalidad, su toreo y las aportaciones a las corridas de toros que permitieron su consolidación.
A continuación, el vídeo completo de la conferencia:
Estocada de José en lo alto arriesgando mucho.
GANADERÍAS HISTÓRICAS DE JOSELITO
Impresionante nuevo lleno de “No hay billetes” en la sala Antonio Bienvenida en el ciclo de conferencias de Los de José y Juan en el Centenario de Joselito. La plaza de Madrid no solo se llena en San Isidro. Gloria Sánchez Grande.
“Joselito empezó la relación estrecha con la ganadería de Martínez después de la célebre corrida del 3 de julio de 1914”, afirmó Alberto Fernández Torres. Andrés de Miguel.
“Esta mesa demuestra la variedad de encastes a la que se enfrentaba Joselito, algo que hoy brilla por su ausencia”, declara José Joaquín Moreno Silva. Gloria Sánchez Grande.
“Lo de José era otra mentalidad. Si un día estaba aperreado, en mi casa pedía que le echaran vacas toreadas. Hoy eso es impensable porque, cada vez que sale un toro complicado, los toreros dicen que pierden sitio. Eso dicen”, cuenta con ironía Eduardo Miura. Gloria Sánchez Grande.
“Joselito se apoyó en los toros de nuestra casa, y en su dificultad, para clarear el escalafón”, cuenta Antonio Miura. Gloria Sánchez Grande.
“Mi tía abuela jamás se casó y, desde que murió Joselito, siempre se la recuerda de luto, pero esta relación truncada ha sido un tema tabú en nuestra familia” recuerda Macarena Pablo Romero en referencia a Guadalupe. Gloria Sánchez Grande.
Desplante de José. Se adorna acariciando la testud del toro.
HOMENAJE A JOSELITO. RECUERDOS Y EVOCACIONES
El sábado 8 de febrero se celebró la segunda sesión del LXIII Ciclo de conferencias de Los de José y Juan, en la que se volvió a llenar el aforo de la sala Antonio Bienvenida de Las Ventas.
Presentados por Mariano Chicharro Muelas, socio de Los de José y Juan, participaron:
Carlos Gil, concejal de cultura del ayuntamiento de Talavera de la Reina, quien describió su ciudad de hace un siglo y la importancia de la que, a la postre, sería funesta corrida y comentó los actos en conmemoración del centenario que tienen previstos realizar en este año, entre los que se encuentra la presentación de un numero dedicado a Gallito de la revista Minotauro y un homenaje público junto a la estatua que recuerda a Joselito a la puerta de la plaza de toros.
Antonio Moreno, del patronato de Cultura de Álcazar de San Juan, habló de la presencia de Gallito en la ciudad, en la que se realizó un importante homenaje al féretro en su viaje desde Madrid a Sevilla, aprovechando que la ciudad era un nudo ferroviario importante donde se formaban y separaban los trenes que viajaban desde Madrid a Andalucía y Levante. Dicho recuerdo se conmemorará por el patronato de cultura del Ayuntamiento con diversos actos en los que participará entre otros François Zumbiehl, socio de Los de José y Juan. Los actos estarán presididos por el primer teniente de alcalde de la ciudad y vicepresidente de la Diputación Provincial de Ciudad Real, Gonzalo Redondo Cárdenas, quien disculpó su presencia en este acto y en cuya sustitución acudió Antonio Moreno.
Antonio Ruiz de Alda Sánchez-Mejías, de la estirpe de los Gallos, es nieto del matador José Ignacio Sánchez Mejías, biznieto de Ignacio Sánchez Mejías y Dolores Gómez Ortega, hermana de Gallito, y tataranieto del señor Fernando “El Gallo”. Dirige el cortijo de Pino Montano, donde Joselito tuvo su casa y se mantiene el recuerdo de la dinastía gallista y habló, con criterio de buen aficionado, de la importancia de Joselito en el toreo y compuso un homenaje personal con los recuerdos transmitidos en su familia por “Mami” (Dolores Gómez Ortega), la hermana más cercana en edad y relaciones a Joselito. Recuerdos que forman la trama humana de quien sólo vemos como personaje público y realzan el papel de quien con escasos veinte años se convirtió en líder e impulsor de las corridas de toros.
Marilén Barceló, concejal del Ayuntamiento de Barcelona, acudió acompañada de su padre, el matador de toros catalán Luis Barceló y arrastró numerosos aplausos cuando dijo que se definía como “Catalana, española, aficionada a los toros y creyente en Dios”. Psicóloga, habló de la importancia de los sentimientos en una fiesta que entronca directamente con la pasión. Estudiosa de Belmonte habló de la relación entre ambos toreros y de su mutua influencia. Pesimista respecto al inmediato futuro de las corridas de toros en Cataluña, mantiene la esperanza en el mantenimiento de las corridas de toros, aunque conoce las adversidades y problemas que está enfrentando y se ciernen sobre su futuro.
A continuación, publicamos el vídeo de la jornada.
Un quite de José
JOSELITO MARAVILLA
Por Andrés de Miguel, Presidente de la Peña Taurina “Los de José y Juan”.
La Peña Taurina “Los de José y Juan” defiende el toreo clásico, del que fueron brillantes exponentes hace ya más de un siglo, los toreros, José Gómez Ortega “Gallito” y Juan Belmonte. Atributos del toreo clásico son el conocimiento y dominio del toro bravo, la variedad y pureza en la ejecución de las suertes, dando la necesaria ventaja al toro y la belleza formal. En todos ellos el riesgo está presente.
De esta defensa del toreo clásico, personalizado en estos dos grandes toreros que protagonizaron la llamada edad de oro del toreo, forma parte la conmemoración del centenario de la muerte de Joselito en Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920.
Esta conmemoración es pertinente y necesaria porque fue precisamente “Gallito”, Joselito si se quiere, quien planteó la necesidad de innovar el espectáculo taurino y lo hizo completando y definiendo el corpus clásico del toreo, unificando en su figura la representación de los distintos vectores que inciden y conforman la corrida de toros. Entendió el espectáculo que necesita crear repetidamente un acontecimiento a hora fija, para lo que influyó en la selección del ganado, amplió la base social de los espectadores con la creación de las plazas monumentales, apoyó la difusión de las corridas de toros con los nuevos medios visuales, apoyando decididamente la grabación cinematográfica de las mismas. En definitiva difundió de una manera adecuada a la sociedad de su tiempo un espectáculo abierto a las mayorías sociales, que posibilitó la pervivencia de la corrida de toros durante todo el siglo XX
En una sociedad que se encuentra en un momento de cambio acelerado, redefinir el espectáculo taurino difundiéndolo entre las nuevas generaciones, es vital para garantizar el futuro, y es ahí donde es pertinente la conmemoración del centenario de la muerte de Joselito, que quizá pueda servir para recordar que la innovación, en muchas ocasiones es, sencillamente, profundizar en los modos clásicos, de donde se desprenden las características de sinceridad artística, asunción del riesgo y respeto al público.
“Los de José y Juan” con esta edición de los capítulos del ¡¡¡ KI KI RI KI !!! que Don Pío, dedicó al joven Gallito, como JOSELITO MARAVILLA, nos unimos a la conmemoración del Centenario Gallito, que hemos promovido junto a numerosos aficionados de diferentes países taurinos.
CRÉDITOS
Prólogo por Andrés Amorós, socio de la Peña Taurina “Los de José y Juan”, doctor en Filología Románica y catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado obras relevantes sobre la tauromaquia y actualmente ejerce la crítica taurina en el diario ABC de Madrid. Entre sus galardones destacan el Premio Nacional de Ensayo, el Premio Nacional de la Crítica Literaria, el Premio Fastenrath de la Real Academia Española y el Premio José María de Cossío.
Edición a cargo de Pedro Chicharro Muelas. Es el socio más antiguo de la Peña «Los de José y Juan», de la que ha sido Vicepresidente y Secretario. Editor de la mayoría de los libros editados por la Peña en los últimos veinte años y abonado en la Plaza de Toros de Las Ventas desde 1.968.
Ilustración y diseño de portada de José Antonio Bollaín. Socio de la peña de “Los de José y Juan” desde hace más de 25 años, habiendo desempeñado el cargo de secretario de la misma. Abogado de profesión, compagina su afición a los toros con su afición por la pintura, y colabora regularmente con artículos, dibujos e ilustraciones para varias publicaciones taurinas y de investigación histórica, sobre todo de la zona de la sierra de Madrid (“La Comarca”, “Tierra de Toros”, “El Pico de San Pedro”,…) habiendo hecho también ilustraciones para libros publicados con esta temática (“Los Toros de la Tierra”, “La Edad de Oro de Colmenar Viejo”; “El Real de Manzanares”,..).
El Rey en los toros. Va por usted, Majestad.
Por Gonzalo Santonja Gómez-Agero.
Tarde tras tarde, cuando distingo al Rey don Juan Carlos I en los tendidos, invariable y felizmente me digo: he ahí un hombre, autoridad suprema del país desde la muerte de Franco hasta que él mismo decidió ceder los trastos a su primogénito, que siempre ha estado en su sitio, no ya a la altura de las circunstancias sino por encima de ellas cuando ha sido menester, uña y carne con el común de los aficionados “sin reparar en puntillos” ni ceder a presiones. Por eso se le recibe con la ovación cerrada que ha sabido ganarse en el ruedo, tantas veces dramático y ahora complicadísimo, de la convivencia española.
En cuanto a reyes taurófilos, Don Juan Carlos ha gozado de muy ilustres predecesores. Nada menos, entre otros, que Carlos I, el Emperador, o Felipe II, el Prudente. Es curioso (y muy censurable) el proceder de algunos supuestos historiadores de la tauromaquia que con frecuencia repiten referencias indocumentadas mientras ponen en duda hechos y datos acreditados fehacientemente. Pongo por caso, la afición y destreza alanceadora de Carlos I o la taurofilia de Felipe II.
Respecto al primero, contamos incluso con testimonios “de vista”, como el de Luis Zapata de Chaves, escritor extremeño del XVI (nació y falleció en Llerena, Badajoz, 1525 y 1600), autor de una Miscelánea jugosa en la que da cuenta de la irrupción en la plaza de Valladolid, lanza en ristre, de Carlos I. Con los balcones, ventanas, estrados y gradas abarrotados, allí se congregaba la corte entera. Cronista minucioso, Zapata revela el nombre del toro en suerte, que fue grande, cornalón, sañudo y negro zaino: Mahoma.
“Yo lo vi”, pondera don Luis Zapata. Con el astado dueño y señor de la plaza, la tensión se cortaba. Uno, dos, tres caballeros mordieron el polvo, y nadie se atrevía a salir a su encuentro. Entonces, seguro de sí, el Emperador montó a caballo, requirió una lanza, se afirmó en los estribos y citó a Mahoma, que de repente “quedó parado”, “bufando y escarbando”, refugiado en tablas. Un noble se ofreció para sacarlo, queriendo dictar una lección al monarca: “Así le habría vuestra Majestad de llamar para que le entrase”, apuntó, pecando de altivo. El Emperador aceptó el desafío: “Id vos y veamos cómo hacéis”. El torazo lo derribó en la primera embestida “y échale fuera las tripas a su caballo”. En un quite salvador, el Emperador se llevó al astado, ganó distancia, volvió a su cara, citó de frente, ajustó el palo, lo asestó “por el cerviguillo una lançada” certera y Mahoma cayó fulminado.
La afición de Felipe II viene abonada por sus propias palabras. Consúltense las cartas a sus hijas, epístolas, sobre apasionantes, reveladoras de una personalidad a la que el tópico de la frialdad sencillamente calumnia. Agobiado por mil urgencias inaplazables, sin embargo Isabel y Catalina Micaela no se le iban del corazón, de la cabeza ni de la pluma. He aquí un fragmento de la misiva que el 21 de agosto de 1581 les dirige desde Lisboa: “Y sea enhorabuena haber cumplido vos, la mayor, quince años, que gran vejez es tener ya tantos años, aunque con todo esto creo que aún no sois mujer del todo. Y hoy ha hecho ocho días que os quise dar la enhorabuena y al escribir se me olvidó. Y vos, la menor, también cumpliréis presto catorce”.
Sus hijas crecieron, de niñas dieron en mujeres, se casaron, tuvieron hijos. Y a padre pendiente, abuelo atentísimo: “Muy bien está todo lo que me decís de mis nietos y que el mayor hable ya y al menor le salgan los dientes tan sin trabajo; Dios sabe lo que yo holgaría ya de verlos, y entretanto que crecen, enviadme siempre muy buenas nuevas de ellos y vuestras y de su padre” (Madrid, 12 de marzo de 1588).
En esa correspondencia, tan entrañable, los toros están muy presentes. Por ejemplo, en la letra que fecha en Lisboa a 17 de septiembre de 1582, víspera de corrida: “Si los toros que hay mañana, aquí delante, son tan buenos como la procesión no habrá más que pedir, y aunque sean como los tablados que han hecho para ellos, que son tan de propósito como si hubieran de durar mucho tiempo, y hoy los han comenzado a aderezar y van pareciendo bien, no sé lo que será mañana”. Así quería a los toros: solemnes y de respeto, como la procesión, una procesión enderezada en acción de gracias por el arribo de la flota victoriosa del Marqués de Santa Cruz. Y firmes, recios y poderosos, cual los tablados de la mejor madera. Nadie sospecharía que el autor de esta carta desaprobase un espectáculo que aguardaba con esas expectativas. “Si son tan buenos, no habrá más que pedir”.
Y no era el rey el único entusiasmado con la fiesta en ciernes. En su corte lisboeta, junto a familiares y colaboradores de confianza, tampoco faltaron personajes curiosos. Entre los tales se contaba una tal Magdalena, posiblemente Magdalena Ruiz, mujer especialmente controvertida, enana y loca para unos, ama juiciosa de las infantas para otros. En cualquier caso, dueña chispeante, graciosa, predispuesta a fiestas, convites, juegos, zambras, bailes y diversiones. Pues bien, en la antesala de los toros, aquella mujer se reconocía desconcentrada y distraída de los trajines habituales, solo pendiente de la corrida. Conocedora de tamaña afición y suponiendo su inquietud, Catalina le preguntó por Magdalena y él, padre obediente, respondió por partida doble: la dueña contaba los minutos con impaciencia, él albergaba las dudas de cualquier aficionado prudente. Posiblemente prudente por experimentado y, en esta ocasión, quizás por informado.
Y Magdalena tiene un pedazo de un terradillo que sale a la plaza en su aposento y ha estado tan ocupado en componerlo que no ha podido escribir, ni aun creo que ha querido, aunque yo se lo he acordado algunas veces, que dice que no puede acabar consigo de escribir en vísperas de toros; y está tan regocijada por ellos como si hubiesen de ser muy buenos y creo que serán muy ruines.
¿Qué cómo transcurrió la corrida? Conocemos el resultado por la pluma del propio Felipe II, cronista crítico y, precisamente por crítico, lacónico. Porque ayer al igual que hoy el relato de las corridas sin historia se agota con pocas palabras: “De los toros os escribí el otro día cuán ruines fueron y así no hay más que decir de ellos […]”, comentario que supone, en primera instancia, una carta perdida con consideraciones al respecto extensas y, en segunda, que las “infantas mis hijas” le habrían pedido detalles. De lo cual se infiere que el monarca trataba de toros con normalidad, por escrito y de palabra, en su círculo familiar. A la luz de tamañas evidencias, ¿quién cuestionaría su taurofilia?
Carlos I a través de Luiz Zapata, Felipe II por él mismo. ¿Leeremos algún día los comentarios taurinos entre Don Juan Carlos, su hija Doña Elena y sus nietos? Ese libro nos lo quitaríamos de las manos. A la espera de tal imposible, que no sería el primer imposible vencido de la literatura regia, hago mío el brindis habitual y sentido de los toreros:
-Majestad, esta articulillo y aun pienso que la toda la Agenda van por usted. La próxima tarde en que coincidamos en los tendidos los astados no saldrán ruines, los toreros estarán deslumbrantes y todos festejaremos su presencia con el cariño que se merece.
Es lo que un rey español alcanza cuando se pone en su sitio.
Gonzalo Santonja Gómez-Agero es catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense (2004), director de la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. Pertenece a Academia Norteamericana de la lengua Española (ANLE) y Academia Argentina de Letras, es Hijo Predilecto de Béjar (Salamanca), Honorary Fellow in Writing por la Universidad de Iowa (USA), Profesor Honorario de la Universidad Ricardo Palma (Lima, Perú), dirige desde 2010 el Foro Internacional de Filología de la Feria del Libro de Guadalajara (México) y, entre otras distinciones, es Premio Nacional de Literatura (Ensayo) y Premio Castilla y León de las Letras.