Artículo escrito por Andrés Amorós.
En el comienzo de la nueva temporada taurina, la Fiesta sigue estando muy viva: lo demuestran los ataques que recibe por parte de los enemigos de España, que la ven –con toda la razón– como una seña de identidad española; también, los ataques de los animalistas, que colocan los presuntos derechos de los animales por encima de los humanos. Está claro que, ahora mismo, esos ataques no van a tener éxito. Eso no impide que la Tauromaquia debe afrontar una serie de medidas que la pongan al día, manteniendo su esencia como arte, rito y fiesta del pueblo español.
LO POSIBLE
El modelo común
1/ Nos guste más o menos, vivimos en un régimen autonómico pero, si se ha comprobado que ha llevado a algunas consecuencias disparatadas, deben remediarse. Es un absurdo total que cada Autonomía tenga, ahora mismo, un Reglamento taurino diferente. Cuando los toreros pasan de una Plaza a otra, ¿deberán llevar consigo a un abogado o una biblioteca portátil con los distintos Reglamentos? Nada impide que los representantes de las Autonomías se pongan de acuerdo para consensuar un modelo común de Reglamento taurino.
2/ Muy recomendable sería que los profesionales consensuaran un modelo recomendado (no impuesto) para los pliegos de adjudicación, en las Plazas de titularidad pública.
3/ Ese modelo común de Reglamento debe garantizar una asistencia médica especializada y unas instalaciones sanitarias adecuadas, en todas las corridas. Ya existe eso en las Plazas de primera y segunda categoría pero no en las de tercera: la pasada temporada se ha comprobado, con episodios que pudieron terminar trágicamente.
4/ Hay que garantizar la exigencia del análisis de astas en todos los festejos. La integridad del toro parece garantizada en las Ferias más importantes pero no en las demás: alguna sentencia reciente lo ha confirmado.
5/ Parece conveniente probar un nuevo tipo de festejo: una clase práctica pública, con menos exigencias legales.
6/ Utilizando la mediación del Ministerio de Cultura, se debería dar el encaje legal adecuado, dentro del sistema educativo, a las Escuelas de Tauromaquia. No es lógico que dependan de que un equipo municipal sea o no defensor de las corridas.
7/ Es imprescincidible generalizar la reforma de las Plazas de toros históricas, para cumplir la medidas legales de seguridad y garantizar la comodidad.
La lidia
8/ Hay que agilizar la lidia, evitando tiempos muertos, para que sea un espectáculo más breve.
9/ Conviene abrir los carteles, para fomentar la competencia, uno de los mayores atractivos de la Fiesta.
10/ El rito taurino incluye la muerte del toro pero conviene limitar el número (no sólo el tiempo) de pinchazos y descabellos, para evitar algo que hiera la sensibilidad de muchos espectadores.
11/ En las grandes Ferias, se deben contratar primero los toros y hacerlo público; luego, conviene una mayor transparencia sobre las condiciones exigidas por los toreros.
Difusión
12/ Hay que facilitar el conocimiento del toro bravo en el campo, con un Plan de visitas a las ganaderías.
13/ Es imprescindible una campaña nacional para difundir los valores ecológicos, económicos y culturales de la Fiesta, mediante un «Catecismo» o «ABC taurino» y una página web.
14/ Hay que hacer una campaña taurina dirigida a los jóvenes, que incluya entradas más baratas y una adecuada difusión.
15/ Los aficionados deben ser más activos para reclamar la presencia de la Fiesta en los medios de comunicación.
LO IMPOSIBLE
El toro
1/ Hay que recuperar la casta perdida: el toro bravo es el fundamento de la Fiesta.
2/ No deben desaparecer más encastes de reses bravas, un tesoro ecológico.
3/ Se debe recuperar la suerte de varas, que algunos profesionales y espectadores quieren reducir a un puro trámite.
Economía
4/ Los profesionales taurinos deben consensuar un modelo económico viable.
5/ Para garantizar el futuro de la Fiesta, hay que hacer posibles las novilladas.
6/ Se debe bajar el precio de las localidades, que impide el acceso a las Plazas de muchos espectadores.
7/ Hay que impedir los cuasi monopolios: un empresario que también es ganadero y apoderado.
Difusión
8/ Televisión Española debe transmitir en directo algunas corridas con carteles atractivos y dar información de las grandes Ferias, en los telediarios.
Unidad
9/ Es absolutamente imprescindible crear una asociación única de profesionales y aficionados, que defienda permanentemente la Fiesta en los tribunales y en los medios de comunicación y que presione sin complejos a los políticos (incluidos los europeos).
10/ Deben volver a darse festejos taurinos en la Plaza de Barcelona, tal como la ley expresamente ha autorizado.
Todas estas medidas –como los Mandamientos– se resumen en dos: 1/Que los profesionales miren por el bien de la Fiesta, más que por su beneficio particular. 2/ Que, más allá de sus diferencias de gusto y de intereses, los profesionales y los aficionados a los toros se unan de verdad para defender la Fiesta.
¿Va a suceder todo esto? Me gustaría creerlo pero me resulta demasiado difícil porque conozco un poco este mundo. Sin todo esto, ¿corre peligro de desaparecer la Fiesta? No lo creo. Ha demostrado su vitalidad resistiendo a prohibiciones de reyes y hasta de Papas. No podrán con ella los independentistas, ni los políticos sectarios o acomplejados, ni los animalistas radicales… Seguirá viva mientras así lo quiera el pueblo español, en un ámbito de respeto a la libertad. Lo dijo Ramón Pérez de Ayala: «Si muriera la Fiesta, moriría España». Espero no llegar a verlo.
Andrés Amorós, socio de la Peña Taurina “Los de José y Juan”, es doctor en Filología Románica y catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado obras relevantes sobre la tauromaquia y actualmente ejerce la crítica taurina en el diario ABC de Madrid. Entre sus galardones destacan el Premio Nacional de Ensayo, el Premio Nacional de la Crítica Literaria, el Premio Fastenrath de la Real Academia Española y el Premio José María de Cossío.