La Muerte

La muerte de Joselito fué un hecho fatal, un accidente irreparable e inevitable. A él -se ha dicho mil veces-, que no le afligió ningún toro, le mató uno. Como correspondía a su gran capacidad torera. José no ha tenido ni muchas ni muy graves cogidas. De éstas sólo cuatro que en ningún instante llegaron a inquietar a los doctores. La última, repito, fué fatal. Su destino estaba en Talavera y allí tenía que cumplirse ineluctablemente. Porque José no tenía que lidiar esa corrida. La empresa talaverana tenía ya pensado el cartel para aquel día con el Gallo , Larita y Sánchez Mejias. Cuando Gallito volvió de Bilbao a Madrid, hablando un día en el hotel con aquella empresa, le dijo a don Leandro Villar, que era uno de sus componentes: "Parece mentira que ustedes no hayan pensado en mí para esa corrida." A lo que el señor Villar repuso: "Tú tienes esa fecha comprometida con Madrid y, además, para nuestra plaza, eres un torero caro." Réplica de Joselito : "Lo de torear en Madrid es cosa mía y lo del precio será sólo lo que deba ser; pero sepa usted que yo soy más barato que muchos, porque llevo mucha gente a la plaza." José tenía ganas de ausentarse algún tiempo de la plaza de Madrid y ya había hablado en este sentido con Belmonte. Lo sucedido el día 15 había colmado su paciencia, y todo se arregló de manera que desaparecieron del cartel de Talavera el Gallo y Larita , y quedó en un mano a mano con José y su cuñado Sánchez Mejías. Lo demás ya lo sabemos. El quinto toro, de la Viuda de Ortega, llamado "Bailaor", señalado con el número 7, lo mató de una cornada en el vientre. Allí acabó el lidiador más prodigioso de todos los tiempos y la época del toreo de poder a poder, tradicional y heroico.