JOSELITO EL GALLO, ORGANIZADOR DEL TOREO DEL SIGLO XX

El Club Taurino de Pamplona, en este San Fermín sin fiestas, no ha faltado a la cita anual de su revista, que este año ha estado dedicada a la conmemoración del centenario de la muerte de Gallito.

Ya dedicó los coloquios de sus jueves taurinos al recuerdo de Joselito, aunque por culpa del maldito coronavirus no se pudieron realizar.

El amplio dossier gallista de la revista está formado por artículos de María Luisa Sala Redín, Domingo Delgado de la Cámara, Koldo Larrea, Rafa, Cecilio Vierge, José Luis Cantos y Andrés de Miguel, además de numerosas fotos recopiladas por Ángel Erro.

Es reconfortante que un Club de la solera del Taurino de Pamplona, mantenga el recuerdo gallista en la conmemoración del centenario de su muerte, a pesar del descalabro que ha supuesto la supresión de los sanfermines y que lo haga con tan interesantes y singulares participaciones en la que se incluye la de la Peña Taurina “Los de José y Juan”.

Esta es la colaboración de Andrés de Miguel.

JOSELITO EL GALLO, ORGANIZADOR DEL TOREO DEL SIGLO XX

El 16 de mayo se cumplieron 100 años de la muerte, en una infausta corrida en Talavera de la Reina, de José Gómez Ortega, “Gallito” en los carteles y Joselito en la sociedad y la prensa de su época, y numerosos aficionados y organizaciones taurinas estábamos realizando actos para recordar la fecha y la importancia en la historia del toreo de Joselito. Actos que como tantas cosas en la sociedad española y mundial, se han visto truncados por el maldito coronavirus.

El recuerdo, no obstante, sigue y en los actos y escritos ya realizados, la figura de Joselito emergía como lo que fue: un gran torero, “El rey de los toreros” tituló Paco Aguado su completa biografía, en estos días reeditada por El Paseo Editorial. Pero además de un gran torero, Joselito fue el impulsor de numerosas iniciativas que han vertebrado el espectáculo de los toros durante el siglo XX, hasta nuestros días en el ya entrado siglo XXI.

Nos podemos remontar a la sociedad de los inicios del siglo XX, una época de importantes cambios sociales, para entender su importancia. El año de la alternativa de Gallito, 1912, es también el año en el que se implanta la primera cadena de montaje de Henry Ford que transformará la producción industrial y posibilitará el consumo de masas. Las “vanguardias” adquieren gran importancia en el arte moderno y es el año en el que Kandinsky pinta la llamada “Primera acuarela abstracta”. Scott y Admunsen alcanzarán el Polo Sur, aunque sólo este último consiguiera regresar, en el último gran hito de la exploración mundial. Años de cambios que verán la Gran Guerra Europea que devendría en 1ª Guerra Mundial y la Revolución rusa, que ha marcado la historia del siglo XX. Son los años de la gran pandemia de la llamada “gripe española”, tan de moda actualmente, que arrasará entre 1918 y 1919, con la vida de 200.000 personas en España (el 1% de la población) y más de 50 millones en todo el mundo. Época de grandes cambios.

Los toros no son ajenos a dichos cambios y la aparición de Joselito como novillero se saluda como la culminación de la perfección en las corridas de toros. Pero la época no es proclive a la estabilidad y frente a la perfección y la belleza aparece la sorpresa, la ruptura, lo inexplicable que personalizará Juan Belmonte. Juntos protagonizarán la llamada “Edad de oro del toreo”, que acabará a la muerte de Gallito.

Más que repetir las fechas de alternativa, confirmación, toros y faenas para la historia, me parece interesante señalar unos referentes biográficos que ayudan a entender el personaje.

Joselito es un torero de dinastía. Su padre Fernando Gómez El Gallo, comenzó de banderillero en la época de Lagartijo y Frascuelo con quienes alternó a gran nivel después de tomar la alternativa. Llevó en su propia cuadrilla a Guerrita, lo que da idea de su importancia. Su hermano Rafael El Gallo, fue el gran torero mágico de la historia, su otro hermano Fernando, también torero, fue un gran Think Tank taurino que inventaba suertes e innovaciones, de quien aprendió mucho Joselito. Sus tres hermanas se casaron con toreros, Martín Vázquez, Sánchez Mejías y El Cuco. Curiosamente las tres tendrán hijos toreros. Está, pues, inmerso en un ambiente puramente taurino. Joselito sólo se dedica al toreo y desde sus inicios es saludado como un grande del toreo, agrada como becerrista, sorprende como novillero y es saludado como gran torero desde su misma alternativa el 28 de septiembre de 1912 y cuya consagración definitiva será el 3 de julio de 1914 en la corrida de los 7 toros de Martínez en Madrid. En Pamplona llegó a torear en 18 tardes, compartiendo cartel con todos los toreros de su época y siendo la base de las temporadas del 17, 18 y 19, en las que toreó las cinco corridas que entonces tenía la feria.

Es importante reseñar que Joselito es muy joven. Toma la alternativa con 17 años y muere con 25. Creo que la temprana edad ayuda a valorar su importancia, pues toma las riendas del mundo de los toros muy joven, con menos de 20 años. La combinación de haber nacido y vivido en un mundo tan marcadamente taurino, con el empuje de la juventud y, por supuesto, la capacidad personal y el interés por mejorar y difundir el mundo de los toros, explican mejor que la usual combinación de fechas y efemérides la biografía de Joselito.

Su importancia no es solo la de ser un gran torero, el torero que llevó a la perfección el toreo clásico y permitió explorar nuevas vías de expresión de suertes y dominios. Su trascendencia viene dada porque sentó las bases de la posterior evolución del toreo que, de alguna manera han sido las que han servido para que las corridas de toros se mantuvieran y desarrollaran durante estos cien años, cuya efemérides conmemoramos. Las voy a resumir en tres puntos principales, a los que se podría añadir algún otro de menor importancia, como la organización de la temporada taurina para lograr una continuidad, el papel del veedor e incluso el cambio en la labor de los apoderados que protagonizarían dos de los toreros a los que dio la alternativa, como fueron Dominguín y Camará.

Una de ellas ha sido la racional selección de los toros. Aunque ya en aquel momento había ganaderos interesados en mejorar el repertorio de la bravura y se habían realizado numerosos cruces, especialmente en las ganaderías cuyo comportamiento de los toros era menos adecuado para la progresiva importancia de la faena de muleta en la lidia, Joselito impulsó una preferencia por la bravura que permitía alargar el espectáculo de la lidia hasta la faena de muleta e impulsó una mayor racionalidad en la selección de los toros y organización de la reproducción para mejorar el espectáculo; el posterior establecimiento de criterios científicos ha sido ya en tiempos muy cercanos. Inevitablemente las ganaderías que no se adecuaron a ese cambio, que se inició a finales del siglo XIX y que no fue promovido pero sí impulsado por Joselito, languidecieron o desaparecieron, como es el caso de las ganaderías de toros de casta navarra, de mayor viveza y menor continuidad en la embestida, que ahora están ensayando un proceso de adecuación.

El impulso dado a la creación de las plazas monumentales significó la apertura a todos los grupos sociales de la popularización de las corridas de toros. Al aumentar el número de asistentes, se podían bajar los precios de las localidades y la gradación de los precios convertía a las plazas monumentales en una reproducción microcósmica de la sociedad, donde tenían cabida desde los que pagaban una cara barrera de sombra, hasta los que asistían desde las últimas filas de sol. La plaza Monumental de Barcelona, ampliada sobre la antigua plaza del Sport en 1916 y la llamada Monumental de Sevilla, inaugurada en 1918, con más de 20.000 localidades en una ciudad que no llegaba a los 200.000 habitantes, tuvieron una gran importancia para conseguir colocar las corridas de toros como un espectáculo de masas. Como curiosidad, la plaza de toros de Pamplona es obra de Francisco Urcola, el mismo arquitecto que diseñó la Monumental sevillana y cuya semejanza es evidente. Las Ventas se inauguró 11 años después de la muerte de Gallito en Talavera, pero no hay duda que él impulsó su concepción y recientemente se han encontrado los primitivos planos, que el arquitecto Espeliú trazó y comentó con Joselito, como queda constancia en una célebre foto.

El cine era todavía incipiente en los años 10 del siglo pasado, pero Joselito supo ver su importancia como medio de difusión social y le dedicó gran atención e interés. Está grabada su alternativa en Sevilla, el viaje en tren ese mismo día desde Madrid, donde estaba prevista la alternativa que atrasada tras una cogida en Bilbao el primer día de septiembre, tuvo que suspenderse por lluvia, la corrida posterior de confirmación en Madrid, cuatro de la corrida de los siete toros de Martínez en Madrid, otros cuatro de una corrida benéfica de Contreras en Valencia y numerosos trozos de faenas en Madrid, Sevilla, Barcelona, Zaragoza, entre otras plazas. La difusión social que el cine empezaba a dar fue aprovechada por Joselito, quien no descuidó a la prensa diaria, ni a la especializada, todas cuyas atenciones parece que sumaban una importante cantidad por temporada. Para lo que nos interesa aquí, quedémonos con la importancia de las nuevas tecnologías, pues vivimos un momento en el que las actuales tienen un gran impacto social.

Estos tres temas: mejorar la calidad del espectáculo, ampliar la base social de sus asistentes y gestionar los medios de comunicación adecuados para difundirla, llevados a cabo por un hombre joven, gran conocedor del mundo del toreo pues era un torero de dinastía, son una gran aportación al mundo del toreo. En definitiva difundió de una manera adecuada a la sociedad de su tiempo un espectáculo abierto a las mayorías sociales.

Este es, sin duda, el motivo por el que debemos conmemorar el centenario de la muerte de José Gómez Ortega “Gallito” en la plaza de Talavera de la Reina, porque fue capaz de elevar el arte de torear a la cumbre del clasicismo, como base para la renovación, consolidación y difusión de las corridas de toros. Todo ello con el completo compromiso personal con su arte, que le condujo, de manera sorprendente para sus seguidores, a su propia muerte en el ruedo.

Madrid, 16 de mayo de 2020

Andrés de Miguel

Presidente de la Peña Taurina “Los de José y Juan”