Casta sin chispa

Los toros de Escolar son serios de presencia, bonitos de lámina, imponen respeto con su comportamiento en el ruedo, tienen una lidia complicada y que puede ser agradecida, pero no consiguen atraer el entusiasmo del público. Les falta quizá un punto de agresividad, quizá algo de codicia, algo de velocidad en sus reacciones, desde luego no se nota alegría en sus embestidas, les falta en definitiva el sentido del espectáculo, que por ejemplo parecen tener desarrollado sus primos de encaste, los albaserradas de Victorino. Una chispa que prenda el interés del público.

El muy bravo y noble segundo toro, el bravo y encastado cuarto y los encastados tercero y quinto hicieron una corrida a la que el peligroso primero añadió picante y que perdió brillo por el broche del sexto que se vino a menos, pero todos juntos formaron una corrida que mantuvo un alto nivel, pero que no despertó a unos tendidos que parece que prefieren enredarse en la milimétrica posición del picador y que ni jalearon a Alberto Aguilar que también falto de chispa estuvo muy serio con el tercero, ni se cebaron con Rafaelillo y Robleño que estuvieron por debajo de sus bravos toros, con trasteos sin largura, ni profundidad, aunque no estuvieran exentos de riesgos.

Mantiene la ganadería de Escolar su alto nivel de casta y el interés de los aficionados a lo largo de muchos años, siempre lidia algún toro bravo, los toreros están siempre muy centrados y era de ver el interés con el que todas las cuadrillas siguieron pegados al burladero la lidia del cuarto toro, pero para triunfar en toda la línea se necesita algo más, quizá esa chispa que prenda el interés del público y realce la importancia de su casta.

 

 

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