Difícil naturalidad

Se torea como se es, dice el repetido aforismo. Pero no me puedo llegar a creer que haya tantos toreros contrahechos en la vida como lo son en la plaza.

La postura habitual de los toreros, y novilleros, en la plaza es todo menos natural y si no lo creen, hagan el intento en su casa. Colóquense dando el medio pecho a un imaginario toro frente a ustedes, para cuando llega despedirlo hacia fuera con su mano derecha, no sea que el imaginario toro les vaya a molestar. A continuación para recoger a nuestro imaginario toro debe usted retrasar la pierna derecha por detrás de la línea de su pierna izquierda que se ha quedado sensiblemente quieta (no vale dar pasitos para atrás, que es un ensayo). Adelanten entonces la mano derecha que sostiene la imaginaria muleta. Si usted ha conseguido mantener el equilibrio ha pasado el proceso de selección natural que lleva a ser torero. Si es un ciudadano normal, aunque vaya a clases de yoga o pilates, le causará problemas o le resultará imposible. Imagínese que además de mantener el precario equilibrio debe aguantar al imaginario toro.

Ahora bien, quizá si las horas consumidas en este agotador ejercicio, se dedicaran a torear con naturalidad y Víctor Barrio cultivara su verticalidad con naturalidad y Rafael Cerro buscara su toreo despacioso con naturalidad y Silveti expresara el valor que tiene inscrito en los genes con la naturalidad de la más larga generación de toreros, cada uno torearía mejor o peor, pero nos evitarían las feas contorsiones en el ruedo.

Andrés de Miguel
31 de mayo de 2011

  • ©Jose y Juan
  • Aviso Legal
  • Blog